Sin apenas digerir los frenos de disco, el ciclismo profesional de carretera se adentra en una nueva revolución tecnológica: la bicicleta con un solo plato. El equipo irlandés Aqua Blue Sport acaba de anunciar que la temporada 2018 correrán con la 3T Strada, montada con el grupo SRAM Force 1.
O lo que es lo mismo, ese monoplato con el que además esperan ser invitados al Giro de Italia o al Tour de Francia, después de correr, y brillar, en la Vuelta a España 2017.
La escuadra que capitanea el campeón nacional norteamericano Larry Warbasse, el británico Adam Blythe, el ganador en Los Machucos Stefan Denifl o el gigante Conor Dunne ha decidido dar una vuelta de tuerca a lo convencional, ya que con un solo plato (de 48 ó 50 dientes según la elección o tipo de etapa) y un casete de 11 velocidades siendo la corona más pequeña de los 11 habituales y la más grande de 32 ó 36 en función del perfil de la etapa, tratarán de hacer frente a lo ya establecido. Es decir, los dos platos de 53×39 habitual o los de tamaño compact en las rampas más duras.
Los usuarios de mountain bike o al ciclocross ya están habituados al monoplato que comenzó a ofrecer la firma SRAM. Ahora, podrá verse en el ciclismo de carretera al más alto nivel con este grupo, por lo que cabe preguntarse: ¿Ganaría otra vez Denifl en una pared como Los Machucos? ¿Tal vez ese desarrollo sea suficiente para que Blythe esprinte con garantías? Las respuestas las tendrán que dar en la carretera a partir de 2018 con la 3T Strada.
El Aqua Blue, por tanto, deja atrás su alianza con Ridley, de la que su jefe Rick Delaney había dicho en Zikloland durante La Vuelta que esperaba seguir contando con la compañía de la firma belga. Pero Delaney es un tipo emprendedor y visionario, y la firma 3T, también. Al menos así se define esta casa que nació hace décadas en Italia y que de fabricar manillares, potencias y tijas ya se atreve con bicicletas revolucionarias.
Tanto, que la 3T Strada parece de lejos –y también de cerca- una Cervélo S5, tanto en sus tubos como en su esencia aerodinámica. De hecho, este parecido razonable es porque ambos modelos cuentan con la firma de Gerard Vroomen: aero hasta el extremo, especialmente en su tubo vertical, el cual casi ‘cierra’ la rueda trasera a su paso. También en el ángulo de la horquilla, bautizado como ‘Sqaero’, y su adaptador integrado para el anclaje de los frenos de disco de 140 ó 160 milímetros.
No es que la 3T Strada despierte dudas, al menos para la alta competición, sino la pregunta obligada es ¿cómo se comportará en esas situaciones de máxima tensión? Desde luego habrá que esperar a que comience la temporada y a ver qué dicen los protagonistas, pero si el ciclismo en apenas dos décadas ha visto cómo las marchas han pasado de 9 a 11 coronas, esta nueva revolución sólo era cuestión de espera.
La primera conclusión es que este monoplato, como los frenos de disco, no verá su implantación de forma natural hasta que un ciclista que los monte gane una gran etapa o vea en el máximo escenario, es decir, el Tour de Francia, cómo son utilizados como si fuera algo habitual. Hasta entonces, sólo nos queda seguir fascinados con este novedoso elemento mecánico.
3T es distribuida en España por Bikemotiv (y por Sportmed a partir de febrero de 2018).