El puente de Ion Izagirre

Cuatro tornillos, dos en la vértebra superior y dos en la inferior, y dos varillas que los unen, “un puente” para proteger la vértebra L1 fracturada y que suelde para poder volver a agarrar el manillar y pedalear con normalidad. Ion Izagirre ve la luz y apuesta por “volver con más fuerza” y “al cien por cien” la próxima temporada, aun cuando sabe que tiene “mucho trabajo” por delante.

El corredor del Bahrain-Merida ha ofrecido el viernes una rueda de prensa en San Sebastián-Donostia para informar sobre el estado de su rehabilitación tras la caída en la primera etapa del Tour de Francia, el pasado 1 de julio. Izagirre se someterá a una revisión el próximo 9 de agosto y a partir de entonces valorará los próximos pasos a seguir en su recuperación. “Después, si todo va bien como parece, valoraremos meter más carga de trabajo”, afirmaba, escoltado por el entrenador Paolo Artuso y el médico Emilio Magni, y con Joaquim Rodríguez de testigo.

Ahora es optimista, aunque sí admite que se asustó con las primeras noticias sobre su estado. “La rotura estaba muy cerca de la médula y se tenía que operar. Sí que me dio miedo al principio; era mi primera operación, en el extranjero…. Afortunadamente, todo salió bien y siempre tuve a mi lado a mi masajista, Ibai, a la familia…”, recordaba en una conferencia, por cierto, realizada íntegramente por él en euskera.

Izagirre, durante la rueda de prensa. Foto: Zikloland

“Me colocaron cuatro tornillos, dos en la vértebra superior y dos en la inferior –aclaraba sobre su operación, “un éxito”, según certificó el doctor Magni-, unidos por dos varillas, un puente, para liberar y quitar tensión a la vértebra. Por eso, en las primeras semanas era muy importante no meter carga en los ejercicios físicos, porque lo primero y más importante era que la vértebra soldara bien”.

Izagirre estuvo ocho días en Düsseldorf, del 1 al 8 de julio, y a su regreso se centró en su recuperación. “Enseguida, cinco o seis días después de llegar a casa, empecé con la rehabilitación en la UFA (Unidad Fisioterapia Avanzada) de Mikel Sánchez en Vitoria”, apuntaba.

De momento, se siente satisfecho con su progresión: “Va rápido, día a día me veo con más soltura y capaz de hacer más cosas, y tampoco he tenido demasiado dolor. Todo va hacia adelante y mejor de lo esperado, y eso me de mucha confianza”. “Estoy desde ya –continuaba- preparado para empezar con la bicicleta en el rodillo, con un acople especial para mantener la columna recta ya que no la puedo flexionar aún. El objetivo es no perder el tono muscular, no perder la forma, porque serán muchos meses sin competir”.

De izquierda a derecha: Artuso, entrenador; Izagirre; y Magni, médico. Foto: Zikloland

Ahora bien, tiene absoluta confianza en que regresará a su nivel y que será competitivo como las últimas temporadas. “La temporada ha terminado, pero volveré con más fuerza y lo haré al cien por cien, aunque sé que tengo mucho trabajo por el camino. ¿Fechas? No he pensado en plazos la verdad. Vamos a ir paso a paso. No sé si empezaré a competir en enero, febrero o marzo”, admitía.

Artuso, entrenador del Bahrain-Merida, confirmaba el proceso de recuperación de Izagirre a día de hoy: “Las expectativas eran que empezara a hacer rodillo en seis o siete semanas. El primer objetivo es el bienestar de Ion y tenemos que ser prudentes. Ahora estamos centrados en la rehabilitación, en que no pierda tono muscular en las piernas, con electroestimulación, y pensamos que puede empezar en la carretera  en septiembre-octubre, para no arriesgar”.

Izagirre afrontaba su cuarto Tour de Francia, esta vez como jefe de filas del equipo Bahrain-Merida, un año después de lograr una gran victoria de etapa en Morzine. El menor de los Izagirre venía de firmar una notable temporada, 7º en París-Niza, 3º en País Vasco, 7º en Flecha Valona,  12º en Amstel Gold Race, 5º en Lieja, 5º en Romandía, 6º en Suiza y 3º en el Campeonato de España en línea. Solo le faltaba la guinda de la victoria.