Este 2020 no ha sido el mejor año para debutar en profesionales. Pero Alejandro Ropero (1998) ha logrado darle la vuelta a una temporada que empezaba torcida y se veía bruscamente interrumpida por la pandemia. Tras la vuelta de la competición fue capaz de resurgir con una victoria de etapa en el Giro de Italia sub23 que le hizo vestirse con la ‘maglia’ rosa.
Ahora, su equipo –el Eolo-Kometa, con el que ha renovado recientemente hasta 2022– sube de categoría con la vista puesta en otro Giro: el absoluto. Y el joven granadino no oculta que sueña con lograr una plaza en el ‘ocho’ final, aunque de momento no se obsesiona y se centra en seguir mejorando y creciendo en el que será su primer año elite.
Pregunta: Por situarnos en contexto. ¿Cómo es el balance de esta temporada 2020?
Respuesta: Ha sido un año raro, pero dentro de eso me quedo con un buen sabor de boca porque he podido llegar a verme en escenarios que antes no me había planteado, como puede ser el Giro sub23. El principio de año me encontraba muy bien hasta la Volta a la Comunitat Valenciana, que tuve que abandonar en la segunda etapa, y cuando volví a remontar un poco estalló la pandemia. Sabía que después del confinamiento habría oportunidades y tendría que aprovecharlas a tope. En Burgos no me salió lo que esperaba y luego tenía marcado el Giro. Allí lo cierto es que hice los deberes el primer día. Me quedo que me hubiese gustado correr algo más al ser el primer año, pero por otro lado no me esperaba lo que he logrado.
P: Ha hablado de la Vuelta a Burgos, carrera que ya corrió en 2019 como ‘stagiare’. ¿Qué diferencias ha habido entre esa edición y la de 2020?
R: Sobre todo la forma en que me tomé la carrera. Iba algo presionado, porque quería hacerlo bien en etapas que me venían bien por características. Pero el escenario no era el mismo ni por asomo, la participación no tenía punto de comparación. Primera carrera importante, gente preparando Tour, Giro, Vuelta… cumplí con el hecho de entrar en la fuga como hace dos años y fue un día muy bonito para el equipo, pero me habría gustado hacerlo mejor por ejemplo el primer día. No es que me obsesionara demasiado con los resultados, pero sabía que la condición era buena por cómo estaba y quería reflejarlo.
P: Pero sí contaba con algunas ‘herramientas’ al conocer más o menos el recorrido, los puntos clave de las etapas…
R: En ese sentido sí se nota el bagaje, pero era la segunda edición. Con una participación ‘normal’ en la carrera, tal vez habría tenido más opción de brillar. Pero bueno, después pude demostrar que el trabajo estaba siendo bueno.
P: Luego llega el Giro Sub23… y se viste de rosa el primer día. Para quien no lo viera, ¿cómo fue aquella llegada?
R: Pues, como nos dijo Andriotto, fue salvarlo todo a última hora. A falta de una vuelta había un grupo de 50 por delante y no estábamos ahí, con tres minutos. En el paso por meta se hizo una criba enorme y del segundo grupo salimos 15 corredores. Cuando se juntó todo, arranqué directamente y me metí en una fuga más pequeñita, de unos 8 o 10. Luego se hacía una subida y de ahí, favorable hasta meta. Seleccioné en la subida, coroné primero y esperé un poco a los dos que venían detrás. Ahí ya era jugársela en la llegada, que me venía bastante bien y lo logré. Pero si te paras a pensarlo, en la vuelta anterior se nos había ido el caballo. Fue como tirar el córner y rematarlo. Lo bueno es que la meta era en repecho, que es lo que mejor me viene.
P: Sin embargo, después hizo un Top10 general que demuestra que no era cosa de un día.
R: Desde el momento en que pillé la ‘maglia’ sabía que el trabajo estaba hecho, ya era disfrutar. Corría sin presión, día a día a llegar lo más lejos posible. El objetivo era intentar ganar una segunda, que no pudo ser. Cuando llegué al penúltimo día y me vi que podía tener opciones de estar arriba ya era apretar a muerte. El penúltimo día iba el 13º, pensé que no había nada que perder y tocaba ‘morir por Dios’ en la última etapa. Sabía que cuando me vi con los mejores fue un plus tremendo. Sabía que estaba bien y podía llegar lejos, pero no tanto como para un séptimo final. Termino muy contento.
P: Por cierto, un Giro U23 en el que pasó nada menos que el Mortirolo. ¿Qué tal la experiencia en el ‘infierno’?
R: Lo conocía por la vertiente por la que bajamos un trozo, la zona de la ‘recta Contador’, y la subida no la conocía, pero lo disfruté muchísimo. Me veía en ese puerto mítico, con Pidcock y con los mejores del mundo en mi categoría y no me lo creía. Ha sido la carrera que más he disfrutado como sub23, sin lugar a dudas.
P: Además una carrera que, a diferencia del Tour del Porvenir, se corre por equipos.
R: Cuando vas con la Selección es distinto, no necesariamente peor, sino diferente. Es otra dinámica de carrera. Pero en cualquier caso, si nos fijamos en los que han destacado en esta carrera, Pidcock va a estar en Ineos. Luego Conca va al Lotto-Soudal; el Mitchelton-Scott se ha llevado a Colleoni… es lo mejor de la categoría a nivel mundial.
P: Siempre ha dicho que no es un escalador puro, sino más bien un ciclista de media montaña. En cambio, se defendió Montespluga y el propio Mortirolo con los mejores. ¿Hay margen para poder mejorar en este terreno?
R: A ver cómo lo explico. Yo me he dado cuenta de que no he dado el tope de mí, en el sentido de que aún no ha llegado el momento en el que no pueda mejorar más. He mejorado subiendo respecto al año pasado, y sobre todo cuando estaba en buena forma subía bastante bien. Siempre me he visto como ciclista de media montaña y que puede pasar bien la alta, pero sin destacar en ella. Aún no sé hasta dónde llegaré, pero tampoco sé si me merece la pena ‘limar’ tanto como para orientarme a ser escalador. Porque, al final, si aprietas mucho en una cosa lo acabas perdiendo de otra.
P: ¿Y qué tipo de puerto prefiere? ¿Uno más tendido, o uno con más doble dígito?
R: Siempre, rampa dura. Que, cuando haya que definir, la gente ya llegue ‘agobiada’.
P: En este 2020 ha dado el salto definitivo a profesionales. Desde que empezó en la bici, ¿qué cualidad dirías que ha sido la más determinante para poder acabar pasando a profesionales?
R: Lo que pienso que me ha hecho pasar es la regularidad y la cabeza. Es lo básico. Creo que he sabido ser el corredor que se crece cuando vienen las complicaciones y, en los días que lo he pasado peor, he aprovechado la oportunidad de hacerlo bien para resarcirme.
P: Vive por los alrededores de Granada. ¿Cuál suele ser su terreno natural de entrenamientos?
R: En pretemporada suelo ir más para la zona del Valle de Lecrín y la costa. Pero en temporada, cuando tengo series, estoy siempre metido en la carretera de Sierra Nevada. Una ruta que suelo hacer es el Purche, Alguacil y el Duque, y terminar arriba en Pradollano. Cuando hay que acumular metros siempre voy por allí.
P: ¿Y alguna ‘trampa’ que le gustaría que visitase la Vuelta a España, o la Vuelta a Andalucía?
R: El Alguacil, por ejemplo, es durísimo. Completamente martirizante. Y si no, me iría para la zona de Lanjarón, una llegada en Cáñar. Hay unas recurvas con siete kilómetros, creo que quedaría un final muy bonito y tampoco es muy conocida.
P: El año que viene habrá cambios en el equipo con la entrada de Eolo, el ascenso de categoría y la mirada en el Giro. ¿Afrontas 2021 con la ambición de lograr una plaza?
R: Mi objetivo sí que sería coger una plaza. Pero habrá que verlo, sería un escenario de lujo para poder estar. Si tuviera que decir uno, sería ese, pero todavía son palabra. Nos han dicho que el calendario va a ser muy importante, estoy ilusionadísimo con subir de categoría e intentar hacerlo bien.
P: Han llegado muchos fichajes. ¿Qué tal ve la plantilla?
R: Muy compensada y competitiva, la verdad. Creo que el cuerpo técnico está acertando con los fichajes y tengo ganas ya de conocerlos.
P: Usted del 98. Misma edad que Tadej Pogaçar, que ha ganado el Tour. Sin ánimo de comparar, ¿cómo es ver que alguien de tu mismo año ya está discutiendo y ganando a los veteranos?
R: En cierto modo lo veo normal. El ciclismo está cada vez más profesionalizado también en categorías más inferiores. Ya un sub23 bien entrenado y muchas veces más motivado y sin el desgaste de una persona que lleva más años, le puede poner más ganas y ansia de hacer las cosas bien que alguien que se haya podido acomodar un poco.
P: ¿Y da un poco de vértigo verlos andar tanto?
R: Sinceramente, no. En el ciclismo soy de la opinión de que lo mejor es centrarse en uno mismo en vez de mirar alrededor, y por ahora yo voy mejorando y quiero seguir haciéndolo. El día que me estanque diré hasta aquí y no doy más. Pero mientras vaya mejorando no tengo que mirar lo que vayan haciendo los demás. Igual me toca a mí dentro de dos o tres años. A nivel de cabeza tengo las ideas claras. No me preocupa.