Recibir una Canyon en tu casa es comparable a ese momento de cuando alguien espera ese regalo de Reyes Magos o un detalle muy generoso de cumpleaños. Sensaciones de ilusión antes de abrir esa caja que contiene esa bicicleta que tanto estamos deseando ajustar y, por supuesto, estrenar.
La caja que nos tocó abrir para esta prueba evidentemente no contenía ni oro, ni incienso, ni mirra. Ni tan siquiera un cuadro de fibra de carbono, pese a que desde hace casi dos décadas siempre esperábamos que por Navidad o en cualquier fecha señalada nos fuéramos a regalar la bici de nuestros sueños.
La propia evolución de las bicicletas y sus materiales -también del mercado- nos había hecho creer que esa deseada montura tenía que significar que fuera sí o sí de carbono. Ya quedan muy pocos ciclistas que conserven sus antiguas bicis de aluminio y han sido muchos, por no decir la mayoría, quienes han estado convencidos de que el progreso significaba cambiar el metal por las fibras y que ese salto de calidad no podía entenderse sin el carbono.
Entonces, ¿por qué esta vuelta a los orígenes? Pues sencillamente porque en el cada vez más extenso catálogo de Canyon –y también en el de otras marcas punteras- nos ofrecen la posibilidad de disfrutar de un cuadro de aluminio con un montaje tope de gama, conformando así un conjunto en el que apenas se resiente el peso y con el que vamos a disfrutar sin límites de las sobresalientes prestaciones de llevar prácticamente lo mejor.
El peso no supone un gran problema
Con la Canyon Ultimate AL SLX 9.0 hemos comprobado que una bici de aluminio no debe significar un paso atrás, sino más bien todo lo contrario. Un cuadro perfectamente construido y ensamblado en el que incluso ni se notan las soldaduras entre tubos y en el de una bicicleta en su conjunto en el que la mayor o mejor absorción de impactos que proporciona un cuadro de carbono apenas se nota con el paso de los kilómetros. Y en el caso del fabricante alemán, se nos están ofreciendo tres posibilidades el este material con tres montajes diferentes con las que, sí o sí, vamos a ahorrar mucho dinero en comparación con el mismo modelo de carbono.
Y es que gracias a las ruedas de perfil Reynolds Assault Carbon SLG y el grupo completo SRAM Red en su versión mecánica, la proporción de carbono en esta bici de aluminio está más que completa, ya que muy pocos grupos o ruedas similares pueden ofrecer estas altísimas prestaciones y, es necesario decirlo, esa ligereza. A modo de inciso, habrá muchos usuarios que antes de pasarse al carbono trataban de mejorar o aligerar sus bicis de aluminio.
La opinión del profesional. Carlos Barbero (Movistar Team): “Es una marca seria y que trabaja muy bien. Ellos están en contacto con nosotros para saber cómo nos sentimos con el material. Nos preguntan y les importa nuestra opinión. Es un círculo que aumenta la calidad del producto. Yo estoy encantado con el modelo aero, una bicicleta muy rígida. Sobre todo, destacaría su rapidez. Y no penaliza en las subidas. Las referencias eran muy buenas y las ha cumplido. Yo ahora hablo de maravillas de ella. Para vender bicicletas, tienes que estar en el WorldTour”. Escucha su opinión sobre Canyon en el siguiente audio.
A esta Canyon Ultimate AL SLX 9.0 hay poco que aligerarle con este montaje de serie, ya que según el fabricante la bicicleta en talla M y sin pedales se queda en 7 kilogramos clavados. En nuestra prueba (talla L y dos neumáticos con su presión óptima y con unos pedales Look Keo montados), el pesaje nos dio 7,6 kilos. La conclusión es fácil, entonces: el peso no es un problema para esta ‘tope de gama’ de aluminio.
Su comportamiento en marcha, más allá de las particularidades ya explicadas comparándolas con el carbono y sabiendo de antemano que tendremos más rigidez con el aluminio, no presenta diferencias que nos hagan echarnos las manos a la cabeza. De hecho, la última experiencia de este probador con una bici de carretera construida en el metal que nos ocupa fue hace casi una década, por lo que las sensaciones en las primeras pedaladas podían ser diferentes. Y lo fueron. Pero conforme avanzaban los kilómetros y subimos (también bajamos, importante) el primer puerto, nos dimos cuenta de que el cambio apenas es apreciable.
Otro elemento de progreso es que el cableado sea interno, algo que diferencia notabilísimamente de las antiguas (o no tanto) bicis de este material con esta nueva era del aluminio. De hecho, Canyon también ofrece en su web la compra del cuadro por separado y aquí nos damos cuenta verdaderamente de que es un trabajo con un acabado muy fino y la referencia anterior que hacíamos al peso: 1,17 kilogramos en talla M, según el fabricante.
Con esta prueba de la Ultimate AL SLX 9.0 no pretendemos construir una oda al aluminio ni convencer a ningún usuario de que regrese a este material. Sería absurdo por nuestra parte y también por parte de Canyon no establecer que sus mejores modelos están construidos en carbono. Con esta bici y este montaje nos hemos dado cuenta de que no hay ninguna vuelta al pasado, pero sí de que nuestra bici de aluminio no va a pesar mucho más y de que es posible disponer de algo extremadamente bueno a un precio mucho más razonable.
Para tratar de entender mejor la opción aluminio vs carbono que ofrece el fabricante de Koblenz, mejor echar un vistazo a una comparativa total en su propia web entre este modelo que hemos probado y el que sería su equivalente en carbono. Como puede comprobarse, el precio es la principal diferencia, el peso no tanto y los materiales son exactamente los mismos.
Otros detalles importantes
Aunque unas ruedas de perfil alto full carbono puedan resultar un tanto extrañas en una bicicleta de aluminio, las Reynolds Assault Carbon SLG son, con sus 41 milímetros de perfil y en su versión más versátil y cómoda para el usuario de cámara y cubierta unas buenas aliadas para esta Canyon Ultimate AL SLX 9.0. Conviene insistir en que la idea del fabricante alemán de combinar aluminio por carbono pasa exclusivamente por unas ruedas de este tipo y por el grupo SRAM Red, mecánico en este caso.
En Zikloland sabíamos cómo funciona la versión electrónica de este grupo tope de gama de SRAM, y aunque este tipo de versiones se estén imponiendo en el mercado si la concepción de esta Canyon es llevar lo mejor al mejor precio, el funcionamiento y la precisión de esta versión mecánica nos ha convencido a la primera, convenciéndonos también de que esta complicada ecuación sólo era posible con estos factores.
Del resto de materiales y montaje nos llama la atención para muy bien la tija de sillín Canyon S13 VCLS, con su propio raíl incorporado para ajustar el sillín más allá del propio retroceso de la tija y de la escasa que nos permite. Una pequeña variación pero un gran paso para ajustar nuestra postura y tener menos miedo a la hora de elegir por internet y no en una tienda donde poder probar, la talla ideal de nuestra bicicleta.
El aluminio ha tenido una larga vida y opciones como esta Canyon Ultimate AL SLX 9.0 dejan claro de que un material que parecía condenado al olvido, a algún prejuicio y a la propia voracidad del mercado puede tener no ya una segunda juventud, sino una nueva vida mucho más útil e interesante.
Ficha y componentes:
- Cuadro: Canyon Ultimate AL SLX
- Horquilla: Canyon One One Four SLX
- Dirección: Acros the Clamp:
- Cambio trasero: SRAM Red, 11 velocidades
- Desviador: SRAM Red
- Manetas de cambio y freno: SRAM Red 22 Doubletap, 11 velocidades
- Frenos: SRAM Red
- Casete: SRAM Red XG-1190, 11 velocidades
- Neumáticos: Continental Grand Prix 4000S II
- Bielas: SRAM Red
- Ruedas: Reynolds Assault Carbon SLG SE
- Pedalier: SRAM GXP Pressfit
- Potencia: Canyon V13
- Manillar: Cayon Ergosped Gel
- Sillín: Fizik Antares R5
- Tija de sillín: Canyon S13 VCLS (15-35 mm setback)
PVP 3.149 (Rebaja actual de 350 euros)
Test anteriores:
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