Las cicatrices en la cara recuerdan a Carlos Betancur (1989, Movistar Team) la caída que sufrió en la última Vuelta a España, cuando seguía el ritmo de Alberto Contador y Chris Froome en el descenso del Alto del Garbí. Su temporada terminó entonces y ahora ya mira con ambición al 2018, cuando espera alcanzar su mejor versión.
El ciclista colombiano cree en sí mismo y se muestra ambicioso, aun cuando reconoce el liderazgo de Nairo Quintana, Alejandro Valverde y Mikel Landa. “Hay mucho espacio”, apunta, después de sus destellos de aquel corredor que fue quinto en Giro de Italia y tercero en la Flecha-Valona y cuarto en la Lieja-Bastoña-Lieja en 2013, o que ganó la París-Niza en 2014.
El accidente que sufrió en La Vuelta lo tiene grabado por un doble motivo. “Esa caída me va a quedar marcada para toda la vida. Al mismo tiempo, me deja con ganas de seguir trabajando y haciendo las cosas bien porque demostré que puedo estar con los mejores. Yo, como me conozco, hubiera estado entre los cinco de la Vuelta. Así lo sentía. ¿A partir de ahí? No sé qué hubiera pasado. Yo iba de menos a más”, asegura.
En sus dos temporadas en el Movistar Team ha vuelto a sentirse corredor. “Se han visto los resultados. Y para el próximo año va a ser mucho mejor. Yo lo voy a seguir intentando, haciendo las cosas bien, como un profesional. Me lo prometí a mí mismo… No quiero ser un corredor del montón, peleando por entrar en el control”, afirma.
Él piensa que puede tener su hueco y ser un complemente al tridente que forman Quintana, Landa y Valverde en 2018. “Aquí hay mucho espacio. Es verdad que hay tres grandes corredores, aunque no me siento menos que ellos. Cuando les tenga que ayudar lo haré con gusto, pero quiero trabajar y hacer las cosas bien para estar a su nivel”, destaca.
Quiere ser por tanto el cuarto líder del Movistar Team. “Es lo que quiero desde que estoy en el ciclismo. Respeto mucho el trabajo de un gregario y muchas veces tienen más fuerza que un líder. Yo a veces veo currar a Imanol (Erviti), a Jasha (Sütterlin), a Arcas… A mí me ponen a hacer un trabajo de esos y es que no soy capaz. No es que no me gusta hacerlo, sino que no soy capaz de hacerlo. Entonces, tengo que ser un líder o un medio líder”, asume.
Su calendario está por definir, aun cuando él tiene su elección particular: “San Juan, Colombia, París-Niza, País Vasco, Ardenas y Romandía… y el Tour. Hay que esperar lo que plantea el equipo porque es un Tour distinto, muy duro, pero con mucho pavés que puede decidir la carrera. El equipo decidirá lo que es mejor”.
Su debut en la ronda francesa este 2017 le ha marcado. “La verdad es que es otra cosa. Es una carrera distinta y por cómo lo vive la gente. Yo siempre lo veía en la televisión y me impresionaba, pero vivirlo es diferente”, añade.
Por supuesto, tiene en mente el Campeonato del mundo de Innsbruck. “El Mundial es muy duro y se adapta mucho a mis condiciones. El Mundial es un objetivo en mi carrera. Ojalá lo pueda conseguir algún día –fue subcampeón del mundo sub23 en 2009-, si no, lo recordaré como un bonito sueño”, finaliza.