Ciclismo femenino español, un ascenso imparable

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Foto: Photo Gomez Sport

Hace solo tres años arrancaba una temporada más para el ciclismo femenino español. Seguían los dos equipos de siempre, el Bizkaia-Durango y el Lointek, y solo había cuatro carreras UCI en el calendario español. Hoy el panorama es bastante distinto.

Precisamente en 2017, el periodista Juanfran de la Cruz publicaba tres entrevistas a Sheyla Gutiérrez, Belén López y Mavi García, excelentes radiografías del estado del ciclismo femenino. A pesar de ser de las mejores ciclistas españolas, subsistían gracias a otros trabajos: Belén López, de profesora de biología y Mavi García, en un negocio de hostelería.

Pero, al igual que el contexto social cambiaba, la situación del ciclismo femenino tenía que experimentar un punto de inflexión más pronto que tarde. Y ese fue la entrada de Movistar Team en 2018 creando el primer equipo femenino con condiciones profesionales en España. Un paso adelante que, no obstante, ya habían dado antes otras grandes estructuras como Lotto Soudal, FDJ, Mitchelton, Sunweb o Astana.

La llegada de Movistar Team fue vista mayoritariamente de manera muy positiva, aunque existían dudas de si podría engullir a los dos equipos históricos. Bizkaia-Durango desde 2004 y Sopela (antes Lointek) desde 2009 sostuvieron el ciclismo femenino español en sus peores momentos y Movistar, nada más llegar, se llevó a sus mejores corredoras.

Sin embargo, tanto Bizkaia-Durango como Sopela han sabido adaptarse y siguen en el pelotón internacional prácticamente como equipos de formación, con plantillas repletas de ciclistas sub23. Y, además, se han sumado cinco nuevas formaciones UCI: Eneicat y Massi-Tactic en 2019 y VIB-Natural Greatness, Río Miera-Cantabria Deporte y Casa Dorada en 2020, aunque solo esta última, capitaneada por Íñigo Cuesta, ofrece condiciones laborales profesionales. Una nueva realidad que no es oficial pues la UCI aún no ha publicado la lista de conjuntos femeninos de 2020.

Y es que hasta el momento un mayor número de equipos UCI españoles no implica un aumento de ciclistas profesionales. La Federación Española de Ciclismo impone un salario mínimo para las formaciones continentales masculinas, pero no lo hace para las femeninas. Desde este 2020, eso sí, la UCI ha implantado un salario mínimo de 15.000€ para las corredoras del nuevo WorldTour femenino, lejos de los 40.045€ del WorldTour masculino. Movistar Team será el único español en la máxima categoría, a la que aspira en el futuro el Casa Dorada.

La evolución positiva no solo se ha notado en la cantidad de equipos, sino también en la de carreras. En 2018, solo se celebraron 4 pruebas internacionales en España: la Setmana Ciclista Valenciana, la Durango-Durango, la Emakumeen Bira y la Madrid Challenge. Sin embargo, este 2020 serán 10. Una progresión causada en parte por las exitosas versiones femeninas de la Volta a la Comunitat Valenciana, la Vuelta a Burgos y la Clásica de San Sebastián, y reforzada por nuevas carreras 100% femeninas, como el Gran Premio Ciudad de Eibar o las dos clásicas navarras. Por el camino se ha quedado la carrera más prestigiosa, la Emakumeen Bira, aunque se prevé que la Itzulia celebre una vuelta femenina a partir de 2021.

Por tanto, el ciclismo está respondiendo al auge social del deporte femenino. El uso de la bicicleta entre las españolas no para de crecer: mientras que en el periodo 2015-2018 las licencias federativas masculinas disminuyeron un 2% (de 72.702 a 71.075), las femeninas se dispararon un 46% (de 3.153 a 4.605). Y el ecosistema de hoy en día, aunque con un gran margen de mejora, es mucho más favorable para el profesionalismo de las ciclistas que hace tan solo dos o tres años.

Las mejores condiciones laborales se han traducido rápidamente en un aumento de nivel, palpable en los rankings. Las ciclistas españolas cada vez son más competitivas y ya se han ganado dos plazas para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, por una sola en Río 2016 y ninguna en Londres 2012. Además, un sistema de invitaciones más abierto que el del ciclismo masculino permite a los equipos UCI españoles optar a grandes carreras como el Giro Rosa, al que suele acudir año tras año el Bizkaia-Durango.

Ahora, con una base cada vez más sólida tanto social como deportivamente, el ciclismo femenino español debe aspirar a un desarrollo sostenible. La UCI ha dado ya pasos adelante con su última reforma, por ejemplo, imponiendo un mínimo de 45 minutos de directo televisivo a las carreras WorldTour, algo imprescindible para captar a nuevos aficionados. Toca esperar a que se consoliden los nuevos equipos y carreras y puedan dar pie a una nueva generación de ciclistas españolas verdaderamente profesionales.