El Lotto-Soudal nos enseña cómo es una jornada para sus corredores confinados en sus domicilios por el coronavirus, aunque la mayoría pueden entrenar en la carretera. Es el caso de Thomas De Gendt. El peculiar ciclista belga nos enseña un día desde dentro y, cómo no, nos sigue asombrando.
De Gendt aprovecha que en su país se puede salir al exterior y hace «un pequeño entrenamiento de dos horas y media», limpia su adorada máquina y muestra su habilidad y pasión por los pancakes (tortitas).
Su ocio pasa por el billar, jugar a la PS4 y… el cubo de Rubik ¡que completa en menos de un minuto! «Soy adicto, de hecho, tengo una buena colección», confiesa, «y lo termino en menos de un minuto que es muy rápido teniendo en cuenta que tuve el primero con 30 años» -en la actualidad tiene 33-. Un fenómeno. Lógicamente, sus dos hijos ocupan buena parte de su tiempo también.
Querido por los aficionados y no tanto por sus compañeros de pelotón a los que hace sufrir en sus escapadas, De Gendt se ha convertido en un icono. Desde su podio en el Giro de Italia 2012, ha sabido reconvertirse en un cazados de etapas: suma dos en el Tour de Francia, una en el Giro de Italia y en la Vuelta a España, cuatro en la Volta a Catalunya, dos en la París-Niza y una en el Tour de Romandía, el Critérium del Dauphinhé y el Tour de Suiza. Su última exhibición la dio en la París-Niza, hasta que fue atrapado por Nairo Quintana en La Colmiane.
Su agónica victoria en el Tour de Francia 2019:
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