Todo comienza a finales de 1950 de la mano de la familia Knörr, aficionados al ciclismo y dueños de la fábrica de gaseosa de Vitoria El As. A raíz del lanzamiento de dos nuevos refrescos de naranja y limón, añaden la K de su apellido al nombre (K-As) y deciden patrocinar un equipo ciclista.
El equipo obtiene sus primeros resultados rápidamente y se hace con los servicios del primer ganador español del Tour de Francia, Federico Martín Bahamontes. Durante sus primeros años de existencia, Kas se embolsa etapas en la Vuelta España, su primer podio (de la mano de José Segú) y numerosas victorias en el circuito nacional (Subida al Naranco, Vuelta a Andalucía o Clásica a los Puertos, entre otras).
Será en los años 60 cuando el equipo se convierta en el auténtico referente del ciclismo español, tanto por sus logros en la Vuelta (tres podios consecutivos entre 1966 y 1969, con victoria general de Patxi Gabica incluida) como en Europa. A partir de 1964 Kas llenaría su vitrina de trofeos internacionales: la prestigiosa Milán-Turín gracias a Valentín Uriona; etapas en Dauphiné y Giro de Italia; y variadas victorias en el Tour, muchas de ellas obtenidas por uno de los corredores más memorables de la estructura, Julio Jiménez.
Los 70 marcarían el punto culminante de un equipo ya entonces sinónimo de España y ciclismo. Corredores como Vicente López, José Pesadorrona y muy especialmente Txomin Perurena y José Manuel Fuente dominarían el calendario nacional y competirían con los mejores en el Tour de Francia y en el Giro de Italia. Fuente, en particular, ganaría dos Vueltas y subiría al podio de las pruebas francesas e italianas, insertando el nombre de Kas en la historia más selecta del deporte.
Tras dos décadas de andadura y centenares de triunfos en su haber, la primera etapa del equipo Kas llega a su fin en 1979. Aquel año la dirección del equipo contrata a múltiples corredores europeos (Van Impe y Criquelion a la cabeza) que obtienen notables victorias durante la temporada, insuficientes para mantener el equipo a flote. La desaparición del Kas supuso un trauma para el aficionado español, acostumbrado como estaba a su omnipresencia y competitividad en todas las carreras del calendario, muy en especial en La Vuelta.
Pero quizá el legado más notable del Kas fue el impulso social que logró crear afición en torno a la bicicleta y marcó un antes y un después para esta disciplina en España. Gracias al equipo y a su marcado espíritu local, fueron muchos los que se lanzaron a pedalear, a seguir, a escuchar, a aplaudir y a encumbrar el ciclismo. Un legado que sigue vivo a día de hoy en el imaginario colectivo de muchos deportistas, ciclistas, jóvenes y mayores que se emocionaron con los éxitos del Kas como si fueran propios.
Aquel Kas, paradigma del ciclismo vasco y símbolo absoluto del pelotón español, regresaría fugazmente entre 1986 y 1988, ya como patrocinador de otra estructura y con un acento más internacional. La estrella de aquel equipo, Sean Kelly, obtendría triunfos tan recordados como la París-Roubaix, la París-Niza, la Milán-San Remo y, cómo no, una ansiada Vuelta a España de 1988 que hasta entonces le había sido esquiva. Kas volvería así a escribir con letras de oro la historia del ciclismo. Una a la que regresa ahora de la mano de su carrera fetiche: La Vuelta.