Hay muchas variables que inciden en la disminución del rendimiento del ciclista. Una de ellas es la temperatura externa. Temperaturas relativamente altas y bajas inciden negativamente en el rendimiento. El siguiente ejemplo servirá para mostrar el tipo de fatiga que puede provocar el calor.
En este artículo expondré un caso en el que un cicloturista realizó dos entrenamientos idénticos con dos situaciones de temperatura ambiental diferentes: una con una temperatura de 40ºC y otra con una temperatura de 20ºC.
Según la evidencia científica (referencias bibliográficas al final del artículo) y experiencia práctica, está demostrado que la capacidad de rendimiento en los deportes de resistencia disminuye en situaciones de elevada temperatura y/o humedad. El ser humano tiende a producir mucho calor interno para una reducida producción de energía mecánica.
En los esfuerzos relativamente intensos y de larga duración, la producción de calor provoca que la temperatura central del organismo se eleve lo suficiente como para provocar una fatiga central. Este proceso impide mantener un rendimiento dado.
Independientemente del nivel del ciclista, el nivel de rendimiento tiende a disminuir, aunque en algunos casos esta bajada de rendimiento suele ser más acusada que en otros; se suele hablar de que hay ciclistas que responden bien a este tipo de situaciones y ciclistas que no responden bien.
En el caso que se ha mencionado se realizó un entrenamiento de 47,01 km con tres puertos diferentes. Los datos generales se muestran en la siguiente tabla:
El tiempo de subida y la frecuencia cardíaca media de cada puerto se muestran en la siguiente tabla:
La distribución de la frecuencia cardíaca por zonas de entrenamiento se muestra en la siguiente tabla:
Las frecuencias cardíacas de cada uno de los entrenamientos se pueden observar en la siguiente gráfica:
Como se puede observar, la elevada temperatura ha provocado una disminución acusada del rendimiento (el ciclista ha necesitado un 26% más para completar el mismo recorrido). Un análisis más detallado nos muestra también una bajada significativa en los puertos.
El calor externo influye en el aumento de la frecuencia cardíaca y la disminución de la cadencia. Normalmente esta pérdida de rendimiento no suele ser tan extrema, aunque si exista esta tendencia.
A modo de resumen, y, como algunos consejos simples y generales:
- El calor externo puede provocar una pérdida significativa de rendimiento.
- Sería conveniente desarrollar estrategias para minimizar ese efecto antes, durante y después de la actividad.
- El entrenamiento en situaciones de estrés térmico (calor y humedad) ayuda a mejorar el rendimiento en la misma situación o en situaciones de menor estrés térmico.
- Sería interesante conocer si el ciclista responde bien o no al calor para actuar en consecuencia.
- Sería aconsejable evitar en la medida de lo posible exponerse a situaciones de elevada temperatura (especialmente los ciclistas alejados del alto nivel de rendimiento).
- Ante cualquier duda o interés se podría consultar a los profesionales del ámbito del deporte.
En caso de querer profundizar más en el tema se podrían consultar las siguientes referencias bibliográficas:
- Racianis, S. et. al.: “Consensus recommendations on training and competing in the heat”. Br J Sports Med. 2015 Sep; 49(18).
- Périard, J.D. et. al.: “Adaptations and mechanisms of human heat acclimation: Applications for competitive athletes and sports”. Scand J Med Sci Sports 2015 Jun; 25 Supple 1: 20-38.
¿La deshidratación una ventaja?