El equipo Funvic-Soul se encuentra al borde del precipicio. El anuncio de los positivos con EPO CERA por parte del colombiano Ramiro Rincón Díaz y del brasileño João Gaspar ha provocado que la propia Unión Ciclista Internacional abra un expediente sancionador contra la escuadra brasileña.
La posible sanción puede ir desde un mínimo de 15 días hasta un máximo de 12 meses, lo que significaría, sin duda alguna, la desaparición del proyecto. Pero, ¿quién está detrás del equipo?, ¿por qué la situación es tan complicada?, ¿qué puede ocurrir a partir de ahora?, ¿quién juzgará al equipo? Muchas son las preguntas. Y también las respuestas.
Funvic nació como equipo profesional en enero de 2016 gracias al impulso de Joao Paulo Diniz. Este empresario es uno de los hombres más ricos de Brasil. Su familia siempre ha estado vinculada al mundo de los supermercados. Pero su interés personal le ha llevado a desarrollar a través de su empresa, Componente Holding, un gran número de negocios vinculados al deporte y la vida sana. Por ejemplo, es propietario de Bodytech, la red de gimnasios más grande de Brasil. O de Soul, una marca de bicicletas. O incluso el propio equipo Funvic-Soul, del que ha sido el mecenas fundamental.
Joao Paulo Diniz, el impulsor del equipo.
La dirección deportiva y el día a día han estado en manos de Benedito Azevedo, conocido en el mundillo ciclista como «Kid». La apuesta por 2016 ha sido la de conservar el grupo de ciclistas veteranos que llevaba ya muchos años compitiendo para el conjunto brasileño. Pero lo cierto es que los resultados deportivos no han acompañado y los controles antidopaje han desvelado tres positivos, todos ellos con la misma sustancia y en una época del año parecida: entre finales de julio y principios de agosto, cuando se disputaban los Juegos Olímpicos y la Vuelta a Portugal.
A partir de ahora, Joao Paulo Diniz y Kid deben defender la viabilidad del equipo ante UCI. En concreto, el futuro del equipo brasileño estará en manos del suizo Jean-Pierre Morand, presidente de la Comisión Disciplinaria de la UCI. Este hombre, que puede delegar el trabajo en algún otro miembro de la comisión, debe analizar las medidas tomadas por Funvic para luchar contra el dopaje en el pasado, en el presente y en el futuro. Y debe aplicar la sanción que considere oportuna. Además, el castigo lleva implícito un punto fundamental: no puede ser apelado ante el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) ni ante la justicia ordinaria, por lo que sea el que sea… deberá ser aplicado y aceptado.
Benedito Azevedo «Kid».
El equipo Funvic, además, no había aparecido en la lista de conjuntos aceptados por la UCI en el primer listado de principios de octubre. Pero era más que evidente que estaba haciendo todos los trámites para seguir en las carreteras en 2017. Entre otras cosas, firmó a ciclistas como el catalán Jordi Simón, quien ahora se encuentra en una difícil situación deportiva. Reglamento en mano, los corredores pueden marcharse gratuitamente del equipo. Otra cosa es que a mediados de noviembre las oportunidades de encontrar alternativas no sean muchas.
Pero teniendo en cuenta la propia nota de prensa de Funvic de ayer, donde antes de conocerse el doble positivo hablaba de firmar nuevos ciclistas sub23, el futuro del equipo se mueve entre dos opciones viables: la continuidad aceptando el castigo de la UCI y cambiando las dinámicas de trabajo del equipo o la desaparición abrupta en mitad del proceso de inscripción. El equipo Funvic se encuentra, por tanto, al borde del abismo. Y es el momento de saber si dan un paso adelante o un paso hacia detrás.
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