El escritor Mario Benedetti fue uno de los que dejó escrito que lo importante en la vida no era no caerse nunca sino tener el coraje para levantarse todas las veces que fuera necesario. Y pocos ciclistas pueden alardear de haber resucitado deportivamente en tantas ocasiones como Rafa Valls.
El alicantino firmó en el Tour Down Under un nuevo top10 en una carrera WorldTour al acabar en la 7ª posición de la general final. Fue el mejor español y volvió a pelear con la élite mundial en subidas como Willunga, donde estuvo al nivel de ciclistas como Richie Porte, Esteban Chaves o Sergio Luis Henao. Detrás de ese resultado… hay muchas horas de trabajo en solitario, muchas operaciones, muchas escayolas y muchas dudas que por fin empiezan a ser despejadas.
“El año 2016 fue el peor de toda mi vida. Nunca me han ocurrido tantas desgracias juntas. Fue una detrás de otra, sin tiempo para tener un período sin sobresaltos. La mala suerte parecía no acabarse nunca. Llegó a ser frustrante. Si lo piensas bien, desde el Tour de Romandía, sólo he disputado dos días y medio de competición, así que llevaba más de nueve meses casi sin competir cuando arranqué hacia Australia. Era normal tener dudas de mi nivel. Con los datos de los entrenamientos, sabía que podía estar en el top diez. Pero luego hay que demostrarlo en la carretera y ver que al máximo nivel, el cuerpo no se resiente”, explica Valls.
La mala racha de Valls en 2016 pareció eterna. Empezó bien el año, con un octavo puesto en el Tour Down Under, pero pronto empezó a torcerse todo. En Tirreno-Adriático y Volta a Catalunya sufrió una fortísima bronquitis. En Romandía, 13º, demostró que estaba ya mejor y que todo iba en el buen camino hacia el primer gran objetivo del año: Tour de Suiza. Pero sufrió una caída en casa, apoyó el brazo en mala posición y acabó fracturándose la escápula del hombro. El parón duró hasta el Tour de Polonia. Era una cita secundaria en el camino hacia la Vuelta a España. Pero de nuevo la mala fortuna se cruzó en el camino. En la tercera etapa, caída masiva en el pelotón y fractura de pelvis y doble fractura de sacro. Adiós a la temporada 2016.
“Lo mejor de tanta desgracia es que he conocido bien cómo es la gente de Lotto-Soudal. En los malos momentos ves quién es quién. Y tengo que hablar maravillas de mi equipo. Me han dado toda la confianza del mundo y jamás han tenido una mala palabra o gesto hacia mí. Saben que lo que ocurrió en 2016 fue una serie de desgracias. Pero han sabido quitarme la presión y darme confianza. Por eso ha sido bueno empezar el año 2017 con un buen nivel. Lo necesitaba por mí. Pero también lo necesitaba por mi equipo y por todo el apoyo que me han ofrecido”.
Valls fue de menos a más en el Tour Down Under: “En la primera etapa dura me costó estar con los mejores. Me notaba un poco asfixiado. En cambio, en Willunga, fui mucho mejor y ya pude subir al ritmo de los mejores, aunque desde luego no al ritmo de Richie Porte. Sinceramente, la exhibición que ha dado en este Tour Down Under ha sido impresionante. Seguro que por televisión se ha visto bien. Pero rodando cerca de él ha sido todavía más digno de elogio. Estaba muy por encima de todos los demás”.
Pensando en el futuro, Valls marca nuevos objetivos: “El calendario depende siempre de mil factores. Pero mi idea es centrarme en esta parte inicial del año en vueltas de una semana con finales en alto. Voy a correr la clásica que tenemos en Australia (Cadel Evans Road Race). Y luego iremos a la Vuelta a Andalucía. Pero los objetivos importantes para el equipo pasan por carreras WorldTour, como Tour Down Under, Abu Dhabi y Tirreno-Adriático”.
Rafa Valls, “una gran satisfacción” tras nueve meses de parón