Piernas duras al final de un puerto, vacío después de largas horas encima de la bicicleta, tardes en el sofá con dolores por todo el cuerpo… Situaciones recurrentes que focalizan un tema crucial en el proceso de entrenamiento: la fatiga.
Cuando se habla de fatiga se hace referencia a una infinidad de situaciones diferentes. En el mundo del deporte, la fatiga se podría definir como la incapacidad de mantener un rendimiento dado, tanto durante la propia actividad como entre actividades. Para la elaboración de esta serie de artículos he tomado como referencia los artículos de Grove et. al. y Meussen et. al., referencias aconsejables para los que quieran profundizar en el tema.
A continuación se muestra, a modo de ejemplo de lo anteriormente mencionado, los datos de velocidad media de Christoph Strasser en el Campeonato del Mundo de 24 horas de 2016. Como se puede observar en la gráfica, existe un punto en la competición a partir de la que el rendimiento disminuye. Coloquialmente, se hace referencia a esta pérdida de rendimiento como: “se ha fatigado”, “se ha cansado” o “ha petado”.
La fatiga también se puede relacionar como una bajada de rendimiento en un espacio temporal concreto: por ejemplo en una concentración de altura o en una vuelta por etapas, en las que, por la fatiga acumulada, puede descender la capacidad de rendimiento.
A continuación se expone un ejemplo de la fatiga de un ciclo corto de entrenamiento. En este caso, un ciclista realizó tres días consecutivos un entrenamiento de 300 km a la máxima intensidad posible. En las siguientes dos gráficas se muestran algunas variables registradas con las que se puede observar la evolución de la bajada de rendimiento:
Aunque la fatiga se pueda considerar en el entorno del entrenamiento como un enemigo que está al acecho, en realidad, es un proceso necesario para que se produzca la sobrecompensación. En cierta medida, se podría precisar, que sin fatiga no hay mejoras. Afortunadamente, esta relación no es una relación lineal. No por más que se fatigue uno los procesos de mejora evolucionan en la misma proporción.
El investigador Hans Selye, autor del proceso general de adaptación, conceptualizó este proceso mediante la siguiente gráfica:
Por lo tanto, es conveniente que cada uno logre el equilibrio entre los procesos de fatiga y los procesos de mejora. Y que este juego entre el cansancio y el buen estado de forma se adecue a los objetivos y a la planificación propuesta.
Todo lo anterior se podría resumir en que los procesos de fatiga son necesarios en el entrenamiento para crear estímulos de adaptación, y, por otra parte, la propia fatiga en situaciones de competición o de búsqueda de máximo rendimiento puede ser la clave del éxito o de la derrota.
Bibliografía:
- Coutts, A. y Cormack, S.: “Monitoring the Trainig Response”. En Joyce, D. y Lewindon, D.: “High-Performance Training for Sports”. Human Kinetics. Champaing, IL. 2014.
- Grove, JR. et.al: “Training Distress and Performance Readiness: Laboratory and Field Validation of a Brief Self-report Measure”. Scan J Med Sci Sports 2014: 24 e483-e490.
- Meussen, R. et. al: “Prevention, Diagnosis, And Treatment of the Overtraining Syndrome: Joint Consensus Statement of the Euroepan College of Sports Science and the American College of Sports Medicine”. Med Sci Sports Exerc. 2013 Jan;45(1).
Próxima entrega: El control de la fatiga