El nuevo modelo impuesto en el ciclismo moderno significa una apuesta por los jóvenes talentos desde edades muy tempranas y con un nivel de profesionalización máximo. Así han ido surgiendo los grandes nombres que dominan el pelotón del siglo XXI, pero también empiezan a abundar los efectos colaterales, con corredores que deciden aparcar el ciclismo profesional con apenas 19 años.
El equipo Soudal Quick-Step ha visto como dos de sus ciclistas más jóvenes, con apenas 18-19 años, han optado por interrumpir su trayectoria como ciclistas: Gabriel Berg y Cormac Nisbet protagonizan una interesante historia en L’Equipe y Cyclingnews y explican y justifican los motivos por los que han optado por colgar la bicicleta después de comprobar algo tan sencillo como contundente: no son felices.
Cormac Nisbet explicó en su instragram y Cyclingnews lo recogió: «Comprendí que el estilo de vida con el que una vez soñé de niño ya no era un futuro que deseara perseguir, no me traía felicidad. En consecuencia, he decidido retirarme de la competición a este nivel y he llegado a un acuerdo mutuo para abandonar el equipo Soudal Quick-Step Devo con efecto inmediato». Gabriel Berg, por su parte, añadió: «Tomé la decisión de dejar el ciclismo al más alto nivel y volver al ciclismo que amaba, con menos dolores de cabeza, menos limitaciones y quizás incluso más placer».
Lo cierto es que son muchos los equipos que están analizando a los jóvenes utilizando un único valor: los watios por kilo que cada corredor es capaz de mover. Pero no analizan las horas de entrenamiento que está empleando ese ciclista ni tampoco el proceso de madurez psicológica para soportar esas cargas físicas y esa presión mental que significa el deporte de elite y al que hemos llevado a los jóvenes con talento.