En esta serie de artículos que arrancamos hoy vamos a detallar los diferentes problemas a los que se va a enfrentar el ciclismo en el corto plazo: las principales dificultades para la celebración de las grandes vueltas.
Muchos de esos obstáculos también se darán para las clásicas y para las vueltas de una semana, pero algunos son más específicos de las pruebas largas y en ellos nos centraremos. El primero es sencillo: ¿estarán todos los equipos en la línea de salida? A la hora de saber si los equipos podrán estar en la línea de salida hay que analizar dos aspectos bien diferentes:
1) La estabilidad económica de los equipos:
Este punto es clave y está siendo negociado entre ciclistas, equipos y la propia Unión Ciclista Internacional. Por el momento, los ciclistas están mostrando una enorme generosidad y Zikloland ha podido constatar que prácticamente en todos los casos ha habido un acuerdo para la reducción salarial con negociaciones sencillas y basadas en la mutua confianza.
El último ejemplo es el de NTT, cuyos corredores han recortado parcialmente su sueldo durante tres meses para compensar la pérdida de pequeños copatrocinadores y, del mismo modo, garantizar la viabilidad del equipo. Por tanto, este punto no parece de extrema gravedad salvo en casos muy concretos, como los polacos del CCC, cuyo sponsor principal no puede continuar con el patrocinio tras la debacle vivida en las ventas trimestrales y la igualmente debacle que vive en la cotización bursátil.
También habrá que esperar para saber qué ocurre con equipos italianos como Androni, Bardiani o Vini Zabù, conjuntos basados muchas veces en pequeños copatrocinadores. No es sencillo saber qué ocurrirá de aquí a unos meses con todos ellos. Pero sí se puede intuir que algún equipo acabará cayendo en el camino y que eso puede llevar a los grandes organizadores a tener que abrir la mano e invitar a más formaciones. En ese sentido, no hay que olvidar que ciclistas y equipos han pedido que se pueda ampliar la lista de equipos invitados a las grandes vueltas a 24 y no los 22 actuales, lo que significaría una inyección directa de oxígeno para muchos proyectos.
2) Las garantías sanitarias que se puedan ofrecer:
Este punto es igualmente clave y apunta en la dirección contraria, es decir, equipos que pudiendo ir a una competición, prefieran quedarse en casa. Como ya se pudo ver en la París-Niza y como incluso han argumentado desde Ineos, hay equipos que quieren conocer el plan sanitario antes de confirmar su presencia en una carrera ya sea por pura precaución sanitaria o por miedo a que un contagio les suponga una posterior demanda millonaria del atleta.
Es obvio que todo el mundo del ciclismo necesita la vuelta a la competición. Pero es igualmente obvio que hay equipos que van a analizar con lupa la situación sanitaria en el mundo y otros que no lo harán con tanto cuidado. Para ese punto de vista es muy necesaria la preocupación por la salud de los corredores, pero igualmente es muy necesaria el potencial económico para resistir la temporada entera sin las grandes competiciones.
Por tanto y dejando fuera todo idealismos, veremos pronto qué equipos tienen el pulmón necesario para pensar si se dan las condiciones para correr y cuáles aceptan la decisión del organizador y la autoridad sanitaria del país como única referencia a la hora de viajar hasta la carrera.
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