Si en un artículo anterior habíamos analizado la posibilidad de que no todos los equipos acudan a disputar las vueltas de tres semanas, ahora hay que poner la lupa en el artista de este deporte: el ciclista. ¿Estarán todas las grandes estrellas en la línea de salida de las vueltas de tres semanas? Decirlo es difícil. Y en ese punto hay dos grandes obstáculos:
1. La logística de los viajes:
Un problema para garantizar que los ciclistas puedan estar en la línea de salida de las grandes competiciones es el de los viajes. No resultará difícil que un corredor español pueda presentarse en la salida del Tour, en el sur de Francia. Tiene a su disposición trenes e incluso puede coger su propio coche o ir en los coches/autobuses del equipo. Pero, ¿qué va a suceder con ciclistas de otros países? En concreto, estamos pensando en corredores de todos los países que no puedan viajar en coche hasta España, Francia e Italia y, sobre todo, nos referimos a ciclistas de Ecuador, Colombia, Sudáfrica o Australia.
Es cierto que viajar desde Gran Bretaña, Rusia o Noruega a los países donde se organizan las tres grandes vueltas no será fácil. Pero hacerlo desde el otro lado del charco resultará casi imposible si no hay garantías sanitarias plenas y, además, si las compañías aéreas no se animan a regresar con sus vuelos. Otra solución pensando en una carrera como el Tour podría ser que todos los ciclistas colombianos y sus equipos se organizaran para hacer un vuelo chárter sólo para ciclistas. Es una opción más cara pero parece la más lógica para no ir con más personas dentro de un vuelo tan largo como es el de Colombia-Europa y garantizar la salud de favoritos como pueden ser los ciclistas de Ineos, Education First o Arkea.
2. La falta de preparación:
El otro posible motivo de ausencia de los corredores puede ser el de la falta de una buena preparación. En ese caso, no hablaríamos de ausencia física sino de ausencia real. Dicho en otras palabras, hay ciclistas que están encerrados en casa casi dos meses y que cuando lleguen a las grandes carreras van a fracasar sin paliativos.
— Landa Meana (@MikelLandaMeana) 2 de abril de 2020
Las grandes carreras se van a disputar fuera de sus meses tradicionales, con climas muy diferentes (y eso afecta a las alergias, por poner un ejemplo) y después de un año basado en un entrenamiento con rodillos. Incluso no es seguro que los ciclistas puedan tener muchas competiciones previas antes de la disputa de las grandes carreras para afinar su puesta en forma. Eso hará que cada cita de 2020 sea muy especial. Veremos ciclistas no muy grandes completando una temporada excelente y veremos estrellas rindiendo muy por debajo del nivel esperado desde la primera etapa. Eso es así y resulta incuestionable desde el mismo momento en que la temporada no va a ser normal sino más bien todo lo contrario.
3. Nuevo calendario:
El nuevo calendario, muy comprimido, será otra dificultad a la hora de ver a los corredores en la línea de salida de las grandes competiciones. Es evidente que en el calendario tradicional un corredor podía disputar Giro-Tour, Tour-Vuelta o Giro-Vuelta. Hacer las tres era posible físicamente, pero imposible con la mentalidad de disputar la competición. Ahora, sin casi descanso entre carreras, se antoja que la única opción posible de doblar será Tour-Vuelta. Y lo mismo se puede decir respecto de las clásicas-monumentos, cuya participación quedará más focalizada en los clasicómanos puros, puesto que los vueltomanos van a ver más complicada su presencia.
Los problemas de las grandes vueltas (I): ¿Estarán todos los equipos?