Manuela Fundación vs. Mitchelton-Scott: ¿Y ahora qué? (I)
El culebrón entre Manuela Fundación y Mitchelton-Scott parece no tener final. Pero la realidad es que ambas partes deben empezar a definir el futuro, sin olvidar que la última decisión pertenece al «tercer hombre» en este combate: la Unión Ciclista Internacional. Veamos las diferentes alternativas para los empresarios Francisco Huertas y Gerry Ryan:
1. Manuela Fundación. Ellos han comprado una sociedad gestora y se han comprometido a invertir muchos millones de euros, pero la realidad como adelantó Zikloland es queno son dueños de la licencia WorldTeam, y como ahora ha reconocido Stefano Garzelli. Hasta ahora hicieron lo fácil: convencer a Shane Bannan de que les vendiera New Global Cycling Service.
La jugada ha salido perfecta a un Bannan que se enfrentaba a un año complicado, con recortes de patrocinio y posibles denuncias a final de año por impagos y/o retrasos por parte de ciclistas y miembros del staff. Bannan se ha salido de la función de empresario en mitad de una tormenta y se ha garantizado un contrato como asalariado de Manuela Fundación, pero sobre todo sin responsabilidad económica ni legal.
Ahora Manuela Fundación está obligada a convencer a Gerry Ryan para que les venda el verdadero activo: la licencia WorldTeam. Para ello necesitarán poner dinero encima de la mesa como compensación económica y, además, liberar al empresario australiano de todos los avales que Ryan tiene presentados. Esa sería la solución más fácil desde un punto de vista legal, pero la más complicada desde el punto de vista económico: significa que Manuela Fundación despeje todas las dudas y ponga dinero y avales en tiempo récord.
2. Gerry Ryan. Mitchelton-Scott. El empresario australiano ha afirmado que no quiere ningún vínculo con Manuela Fundación; no lo pudo dejar más claro en su comunicado del jueves. Para ello tiene varias cartas en la mano. La primera y más radical sería la creación de una nueva sociedad gestora, con nuevo staff y ciclistas y con la que empezar de cero… con su licencia WorldTeam.
Otra vía para Ryan pasaría por no aceptar el cambio de nombre, aunque para ello es necesario analizar con lupa la letra pequeña del acuerdo entre la empresa de Ryan (GreenEdge) y la empresa de Bannan (New Global Cycling Services) y ver qué derecho de veto se ha reservado el empresario australiano ante nuevos socios, algo que suele ser habitual en los contratos de patrocinio y de cesión de la explotación de licencia para evitar que pueda llegar un copatrocinador que sea competencia o que no encaje con las marcas vigentes en la ropa y el proyecto.
En esa misma vía, Ryan tiene un último truco: la autorización de un cambio de nombre exige también un nuevo aval bancario, así que puede forzar a que Manuela Fundación tenga que depositar encima de la mesa un aval de varios millones de euros si de verdad quieren que sus logos vayan en el pecho. Mientras eso no sucede, puede seguir su camino sin más problemas.
De todos modos, las diferentes opciones en esta guerra pasan todas por las manos de la Unión Ciclista Internacional y de un elemento poco conocido pero siempre clave: los auditores de Ernst&Young.
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