Marc Soler: “Para aprender hay que recibir alguna bronca”

Marc Soler (1993, Movistar Team) no quiere quemar etapas demasiado rápido. El ciclista catalán mira hacia adelante con los pies en el suelo. Sabe de su talento, pero prefiere “aprender el oficio” antes que pensar más allá de trabajar para su equipo y sus compañeros.

El ganador del Tour del Porvenir en 2014 ha mostrado una rápida adaptación a la élite y prueba de ello es su victoria en la etapa reina de la Route du Sud y su trabajo para Nairo Quintana.

En 2016, ha dado más pasos adelante.
Sí, ha sido otro año más de aprendizaje. Se trata de mejorar poco a poco, disputar carreras nuevas y de más nivel. El equipo me lleva con tranquilidad. Es hacer las cosas bien y sin prisa. El primer año ya corrí Catalunya, es la carrera de casa, y este año, también, y Dauphiné. Aquí sí que dije, ‘buf, se va muy rápido’. Estoy contento con las oportunidades que me da el equipo.

Incluso alcanzó una victoria en la Route du Sud.
Fue una victoria no esperada. Porque al ir con Nairo (Quintana) siempre tienes que trabajar. Ganar una etapa y acabar segundo es una gran recompensa a todo el esfuerzo. A las horas de entrenamiento y fuera de casa. Aparte, también supuso una motivación.

El próximo año será su tercera temporada, ¿debutará en una vuelta de tres semanas?
Bueno, eso lo sabe Eusebio (Unzué). No lo sé aún. Si me llevan, no me faltarán ganas; si no, seguiremos trabajando duro para conseguirlo. Es el tercero año. No quiero ser yo el que diga ‘quiero ir’. No sé cómo va a responder mi cuerpo. De momento, lo que me mande el equipo.

¿Qué paso le gustaría dar en 2017?
(Se lo piensa) Yo creo que una victoria estaría bien, y si fueran más, mejor. Sobre todo, seguir como hasta ahora, trabajar para el equipo y aprovechar la oportunidad si me la dan. Trabajar tanto para Nairo como para Alejandro en cualquier carrera. Me gusta, sobre todo en la montaña.

Es un escalador entonces.
Bueno, me defiendo en todos los terrenos… Sí, en la montaña voy mejor, porque en el llano me cuesta un poco más moverme dentro del pelotón.

En el futuro, ¿se ve cómo un líder?
Bueno, hay que tener tranquilidad y calma. Quiero ver hasta dónde puedo llegar. Y una vez que sepa mi rendimiento, se verá. Ahora hay trabajar para el líder de cada carrera.

Ser líder significa más presión.
Sí. Cuando te dan la responsabilidad, tienes un equipo que trabaja para ti. Por eso a  veces me gusta más ir a trabajar que no de líder, por ese tema de la presión.

A menudo se le señala como el futuro del ciclismo español. De hecho, ganó el Tour del Porvenir.
Eso está ahí. No es que haga mucho caso. La gente opina, pero yo no quiero ir tan rápido.

¿Hasta dónde le gustaría llegar como profesional?
Me gustaría ser un buen gregario en una Grande, ayudar a un compañero en los días de montaña. Aprender de los compañeros porque siempre cometo bastantes errores. Y cuando te den las oportunidades, aprovecharlas.

Insisto, ¿piensa en ser un líder en el futuro?
Claro que gusta, pero lo veo lejos. Primero vamos a por la “A” y luego ya vendrá “B”. No tengo prisa. Sí que me gustaría porque eso quiere decir que eres uno de los mejores. Primero hay que trabajar y aprender el oficio, ser un buen gregario, y ya llegará la oportunidad de ser líder en alguna carrera. Quiero hacer las cosas como hasta ahora.

Dice que comete “bastantes errores”, ¿también recibe alguna reprimenda de sus compañeros?
Sí, claro, para aprender siempre tiene que haber alguna bronca. Y decirte ‘eso no puedes hacer’ o ‘esto es así’. Sin problema. Son broncas constructivas. Y viene bien que te digan ‘quieto aquí, ¿has visto lo que has hecho?’.

¿Qué significa tener a su lado a corredores como Quintana o Valverde, o directores como Chente García Acosta y José Luis Arrieta?
Sobre todo te aportan su experiencia, todo lo que saben, y eso se agradece. Te dan pequeños consejos. Quizá al principio no los valores, pero según pasa la temporada te das cuenta de que tienen razón. Nada concreto. Pero los sumas todos y son importantes.

El próximo año va a estar rodeado de ex compañeros del Lizarte.
Sí, sí, ahora somos siete u ocho: Andrey (Amador), Dayer (Quintana), Carretero, Carapaz, Arcas, Pedrero… Hacía falta después de Andrey y Enrique (Sanz). Desde Dayer, cada año ha pasado uno, incluso dos. Tendría que pasar más gente, pero a un solo equipo es complicado, tendría que haber más. Que te puedan dar esa oportunidad y en un WorldTour se agradece. También tengo que decir que hay muchos chicos, el pelotón (amateur) es de 200 corredores, y solo pasan dos aquí y dos más a Caja Rural-RGA. Cuatro de 200… Y seguro que hay gente con nivel, no lo dudo.

El problema es ese, solo hay dos equipos en la élite.
Sí, sí, y por eso muchos se quedan por el camino, dejan la bici o van a equipos en los que se cierran ellos mismo. No hablo de equipos de WorldTour, eso es complicado, sino como el Caja Rural. También están Euskadi y Burgos… Que los chavales vean algo, la luz, que digan ‘entrenamos y corremos y no pasan cuatro, sino diez o 20’. Sería un abanico más amplio y, por tanto, más oportunidades.

¿Cómo se sintió entonces cuando dio el salto al Movistar Team?
Un afortunado. Un pelotón de 200 y que te toque a ti y además al WorldTour… Fui el único ese año (2015).

Fotos: Oskar Matxin