El neerlandés Mathieu van der Poel sigue sumando entorchados mundiales a su carrera deportiva. El domingo se convirtió en nuevo campeón del mundo de gravel, una especialidad que sólo ha organizado tres mundiales y que, paso a paso, está consiguiendo atraer a más y más estrellas mundiales.
Mathieu van der Poel era el gran favorito por sus condiciones técnicas y su momento de forma. Y en territorio belga no falló. La selección local tenía mayoría en el grupo cabecero, pero el ataque lejano de Florian Vermeersch fue bien respondido por un Van der Poel que tenía el oro entre ceja y ceja. Ambos se fueron por delante y consiguieron la renta suficiente para jugarse el oro y la plata. Sin embargo, Mathieu van der Poel no quería jugárselo al sprint y atacó a poco más de 10 kilómetros del final para irse en solitario y llegar a la recta de meta con más de un minuto de renta.
La pelea por la medalla de bronce fue para Quinten Hermans, quien batió al sprint a Jasper Stuyven, Gianni Vermeersch, Connor Swift y Matej Mohoric. Todos ellos fueron los supervivientes en el grupo del grupo cabecero y los corredores que pudieron pelear por el último de los metales.
Felipe Orts fue el mejor de los españoles y acabó en la 44ª posición. No hay que olvidar que el ciclocross es un esfuerzo de una hora mientras que la carrera de gravel fueron casi cinco horas de esfuerzo, lo que significa una preparación muy diferente y que afectó a otros especialistas de ciclocross, todos ellos centrados en esfuerzos mucho más explosivos.