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Mavi García, la ciclista duatleta: “No pienso en ganar; pienso en mejorar”

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En la salida de una etapa de la Emakumeen Bira.

Con cinco victorias en la Copa de España, en cuya general concluyó segunda tras la austriaca Anna Kiesenhofer, y con un título nacional de ruta conquistado en tierras alicantinas, la balear Mavi García (Palma de Mallorca, 1984) ha sido una de las sensaciones de la temporada.

María Victoria, pues de ahí mana el ‘Mavi’, no se queda ahí. Ella es una ciclista especial, forjada en un duatlón en el que sigue compitiendo y en el que, sólo este año, y en la modalidad de larga distancia, ha conquistado el título nacional en Orihuela, allá por marzo, y un bronce mundial en Gijón, en junio. Definitivamente es una corredora distinta, diferente, que une su amor a la bici con su pasión por las zapatillas. ¿Pasión? “Hace unos andaba lesionada de un pie y no podía correr. No podía perder el estado de forma, así que me metía en la piscina e iba de lado a lado, sin apoyar el pie, a pata coja, para mantenerlo”, recuerda.

De cara a 2017 García seguirá en el Bizkaia-Durango, no dejará de competir en duatlones estatales y, como novedad, también competirá algunas citas de la Liga de Duatlón de Francia enrolada con el Montluçon. De estas y otras cuestiones conversamos en zikloland.com con Mavi García. Sí, una deportista total que acaba de firmar buenos resultados en las últimas competiciones ciclistas del curso, allá por Sudáfrica.

… Y lo más sorprendente es que en esto de correr comenzó bastante tarde, mediada la veintena. ¿Nunca antes practicó ese mismo o ningún otro deporte?
Cuando era pequeña, entre los 7 y los 16 años, practiqué patinaje. Entrenábamos mucho, pero era algo que me encantaba. Al final fueron tantos años, con tanta dedicación, con días de cuatro horitas de entrenamiento, que se me acabaron empachando. Ya no me apetecía patinar; no al menos a ese nivel. ¿Y por qué dejarlo? Bueno, pasa un poco como con la gimnasia: mucho entrenamiento. Me saturé. No me apetecía hacer deporte. Y no hice nada durante varios años. Las prioridades eran otras. Y ya con 25 años, más o menos, comencé a correr. Y después, unos tres años después, vino lo de la bici.

Durante la Copa de España de La Rioja.

¿Cómo fue ese acercamiento al mundo de los pedales?
En casa el ciclista era mi hermano. Él hacía descenso, pero comenzó a probar en carretera. Y él fue el que comenzó a hacer afición. Y a repartirla. ‘¡Venga, vamos a hacer algo!’, me decía. Comenzamos a hacer duatlones, pero por relevos. Esta disciplina era más común antes. Él iba en bici y yo hacía los segmentos a pie. Un buen día me dijo que por qué no probaba en un entrenamiento solo de bici. Le di largas, inicialmente. Él, insistía e insistía. Y se salió con la suya. Como tenemos más o menos la misma altura me dejó su bici. Me iba bien de talla. Salí y nada, muy bien. Aquello fue una experiencia. No casi sabía ni cómo frenar (risas). Yo tenía bici, pero era una BTT, con sus frenos más “accesibles”. Otro día con una grupetilla de por aquí y les aguanté a rueda. Y así, poco a poco. Mi hermano me montó una bici con componentes varios, pues él es muy manitas, y ya no tenía excusa. Me sumé a una grupeta de por aquí, los Mini Max, que quedan para salir en el Bar Way, un grupo muy guerrero, de lo que salen a tope. La primera vez que probé con ellos también les aguanté y no dejaron de darme ánimos para seguir.

Ya tenemos a Mavi García montando en bici de carretera. ¿Cómo se concreta su fichaje por el Bizkaia-Durango?
Yo estaba haciendo duatlón con un equipo de aquí, de Mallorca, que también tenía una sección de carretera. A través de ello tramité la licencia, pero no tenían ninguna estructura específica para chicas, no tenían equipo femenino. Me animaron a probar la competición contra chicos. Un compañero, José Juan Sánchez, exprofesional, me echó un cable contactando con la Federación Española, la que a su vez contactó con Agurtzane Elorriaga, nuestra directora. Ésta me llamó para una prueba, y desde entonces… En 2017 afronto la que será mi tercera temporada con ellas.

Abrazada por sus compañeras tras ser segunda en Sudáfrica.

¿Una temporada en la que seguirá compaginando Duatlón con la carretera?
Sí. Es algo a lo que ya estoy acostumbrada. En el equipo al principio lo veían como una locura. El correr se percibe como algo antagónico para lo que es el ciclismo profesional. Pero yo necesito correr. Me gusta correr. Disfruto. Hombre, si estoy en una prueba por etapas o afrontamos un calendario de carreras muy, muy seguido, pues claro que no hacemos atletismo. Pero si hay ‘claros’ dentro del calendario, o faltan algunos días, pues sí. Dos días antes de una carrera puedo salir a trotar perfectamente. Mi musculatura está acostumbrada.

No siento que sea una actividad que me perjudique; es más, rodar suave me ayuda a soltar las piernas incluso. Igual las cosas me funcionan como me funcionan porque hago lo que hago y si así nos va bien, ¿para qué cambiar’ (sonríe). Ahora tengo dos técnicos, uno más específico de bicis y otro, Manuel Picó, que me lleva la preparación de atletismo de toda la vida. Él ha visto mi progresión y ve cómo sigo evolucionando. No he dejado de hacerlo. Y oye, si estamos así, pues genial. El día en el que ya no progrese, no mejore, pues igual sí tengo que plantearme otras cosas…

Este 2016 no comenzó de la mejor manera: una caída tremenda en Argentina, donde acudiste con la selección. ¿No desmoraliza? ¿No alimenta dudas? ¿No piensas ‘oye, soy duatleta, el ciclismo a este nivel no es lo mío’?
El año anterior, el primero, lo de dejar la bici lo pensé no una, sino unas 800 veces… Lo pasé muy, muy mal en carrera. Había tenido un par de caídas, en ocasiones me veía preguntándome qué hacía ahí… Parecía que no encajaba. Los resultados salían, sí; pero las sensaciones no eran buenas. Todo aquello me superaba un poco. En Argentina, ya me encontraba muchísimo mejor sobre la bici. Las sensaciones eran otras. Rodar en grupo también me dejó de provocar ansiedad. Pero la caída fue tan fea… Me rompí dientes, erosiones varias. Cuando tienes una caída así realmente te das cuenta de lo peligroso que es el ciclismo, algo que no siempre tienes presente o a lo que no le das importancia. Nunca he vivido un momento tan malo como el del despertar en la ambulancia. Pero estaba en la habitación del hospital y me moría de ganas de correr. Un día más tarde le pregunté a Jesús, el masajista, que si salíamos a correr. ‘¿Estás loca?’, me decía. Pero al final lo hicimos. Y ya en Palma, según regresé, y sin pensarlo mucho, salí un rato con la bicicleta.

En la prueba de Zizurkil.

¿Qué objetivos se marca para 2017?
Me gustaría repetir un calendario como el de este año y a ver qué tal. No busco los resultados por sí mismos, no busco igualarlos. Simplemente quiero mejorar como deportista. A partir de ahí unos resultados saldrán y otros, no. Pero mi pretensión es la de notar mejoría, evolución. Este año pedí una excedencia de seis meses en el trabajo y la verdad es que paralelamente crecí en resultados. De momento repetiremos, duatlones incluido, y luego ya veremos qué pasaría de cara a 2018.

¿En qué trabajaba?
En una empresa de maquinaria de hostelería, donde llevo doce años. Entré llevando la contabilidad, pero después de tantos años he acabado haciendo de todo.

¿Qué reto o qué sueño es el que tiene Mavi García para su carrera ciclista?
Está claro que llegas en tu primera participación a un nacional y ganas y, guau, tiene un poco de sueño. Bueno, si me preguntas sí me gustaría ganar un Giro de Italia, por qué no. Ahora bien, nunca he sido de plantearme nada concreto. Ni en el duatlón. Hace tres años en el Mundial de Duatlón de Larga Distancia finalicé la 16ª y este año me colgué el bronce. Y ha sido un salto, cómo decirlo, natural. No pienso en ganar. Pienso en mejorar. Tengo los pies en la tierra. No sé dónde puedo llegar, pero llegaré hasta donde pueda hacerlo. Y esa es la lucha.

Desde una perspectiva emocional, ¿qué te aporta la bicicleta?
La bici engancha mucho. Y cada vez más. Cuando más tienes, más quieres. Cuando tienes un buen día, disfrutas mucho. ¿Qué me da? Esa sensación de libertad, esas vistas que se disfrutan…

¡Como postales de un instante!
Sí, exacto; esas postales de un momento.

¿Tiene Mavi García algún rincón ciclista favorito?
Sí. También monto en bici de montaña y de vez en cuando subo a una zona que tenemos por aquí que tiene una bajada muy chula: la subida a Sa Comuna de Bunyola… Hace tiempo que no voy, por cierto, y ya va tocando (sonríe).

Bronce en el Mundial de Duatlón de Larga Distancia. Foto: Yerai Menéndez / ITU Media

Esa multidisciplinariedad le permite conocer dos realidades bien distintas como son el duatlón/triatlón y el ciclismo. ¿Cómo ve el ciclismo femenino con ese aporte que te da conocer bien otro deporte más joven y más equitativo?
En el Duatlón hay más igualdad entre hombres y mujeres. En el trazado, en las organizaciones… hasta te diría que en los premios. En la bici se da una diferencia abismal; y en cuestiones de dinero, ni te cuento. Ya de por sí vivir de esto en el mundo es muy difícil. Y la cuestión mediática también afecta. En la Challenge de Madrid la gente ni sabía qué hacíamos allí, ‘qué hacen’, que se cuestionaba alguno. Era curioso y me llamó la atención, nos veían como si fuéramos a jugar mientras llegaba la carrera… El Giro, que es la carrera más importante por etapas del calendario, pasa completamente desapercibido. La gente no sabe ni que se está celebrando.

Y sin embargo compañeras suyas le habrán dicho que, pese a todo, el ciclismo femenino parece que poco a poco va mejor…
En cuestión de otras cosas, sí; pero en el tema del dinero, no. Con la crisis ha ido a peor. Mi directora me dice que antes había más dinero. Pero otros apartados sí han sufrido mejoras, como en lo que a calendario se refiere. El dinero que hay no es suficiente. No hay facilidades. Puedes vivir ahora, sí,… ¿y luego? Yo voy un poco al revés, vengo de la empresa y del hobby. Pero una joven que estudia o trabaja y se le abre la puerta de una carrera deportiva… ¡Es jodido seguir adelante!

Si te tuviera que etiquetar como ciclista…
¡Una escaladora total!

Una cualidad un tanto sorprendente dada esa vertiente duatleta…
Sí es verdad que el duatlón de Larga Distancia es un ejerció de constancia; y la bici allí tiene mucho de contrarreloj. Pero en uno sobre distancia sprint o corto eso se relativiza muchísimo.

Fotos: Bizkaia-Durango

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