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Nuevas normas UCI: tarjeta amarillas, menos pinganillos y una regla diferente para los kilómetros finales

La Unión Ciclista Internacional ha anunciado un paquete importante de medidas revolucionarias para el ciclismo profesional, toda una catarata de cambios que afectarán, sobre todo, al desarrollo de los kilómetros finales y que tienen un objetivo prioritario: maximizar la seguridad de los ciclistas. Estas medidas han surgido de la reunión celebrada en Aigle por el Comité de Dirección de la UCI tras escuchar las recomendaciones de SafeR, la nueva estructura dedicada a la seguridad.

TARJETAS AMARILLAS

El ciclismo introducirá en las carreras masculinas y femeninas un sistema de tarjetas amarillas, que arrancará a partir del 1 de agosto de 2024 y que estará en fase de pruebas hasta el 31 de diciembre de 2024. No serán tarjetas físicas como en el fútbol. Figurarán en el comunicado de los jueces al final de la etapa y afectará a ciclistas, directores y todos los conductores en la caravana que tuvieran un comportamiento peligroso. Estas sanciones servirán para castigar aquellas irregularidades que no son tan graves como para expulsar de la carrera a un miembro, pero que tampoco pueden ser pasadas por alto.

A partir del 1 de enero de 2025, se impondrán sanciones por la acumulación de tarjetas amarillas. La UCI mantendrá una base de datos de las tarjetas amarillas expedidas: la acumulación de tarjetas amarillas durante un periodo definido dará lugar a una suspensión. Por ejemplo, dos amarillas en una carrera significará la expulsión de la prueba y una suspensión durante siete días. Tres amarillas en treinta días significarán 14 días de suspensión. Seis amarillas en un año son 30 días de suspensión.

PINGANILLOS-RESTRICCIÓN

La UCI ha decidido probar este año los efectos de una restricción del uso de auriculares en las carreras. La medida se pondrá a prueba en algunas carreras profesionales de un día y por etapas. La lista de pruebas y etapas afectadas aún está por definir. Esta decisión se basa en los debates celebrados sobre el tema en SafeR, que llegaron a la conclusión de que los pinganillos y las emisoras podrían ser tanto una fuente de distracción para los corredores como un peligro físico, ya que las unidades de radio van montadas en la espalda, y representan un riesgo cuando un gran número de equipos piden simultáneamente a sus corredores que se sitúen en la parte delantera de la carrera.

Al final de la temporada se llevará a cabo una evaluación global en el seno de SafeR, antes de ser presentada al Consejo de Ciclismo Profesional y posteriormente al Comité de Dirección de la UCI con vistas a una decisión sobre el uso de los auriculares en el futuro.

REGLA DE 3 KILÓMETROS

La UCI ha decidido permitir a los organizadores y otras partes interesadas solicitar, a modo de prueba, una modificación de la llamada regla de los «tres kilómetros», según la cual, en caso de incidente debidamente señalado (por ejemplo, una caída, un problema mecánico o un pinchazo) en los tres últimos kilómetros de una etapa en carretera (excluyendo las llegadas en cima), al corredor afectado se le atribuye el tiempo del corredor o corredores con los que rodaba en el momento del incidente. El organizador (u otra parte interesada) que lo solicite podrá, si está justificado, obtener una ampliación de la distancia que debe tenerse en cuenta en virtud de la regla antes mencionada, que podrá aumentarse hasta un máximo de cinco kilómetros. Cualquier cambio deberá acordarse antes del inicio de la carrera.

NUEVO CÁLCULO SOBRE LAS DIFERENCIAS DE TIEMPO EN SPRINTS

Actualmente, se asigna el mismo tiempo a los corredores del mismo grupo siempre que no haya más de un segundo de separación. SafeR ha emitido una recomendación para probar la aplicación de este régimen especial de cálculo de la diferencia de tiempo de tres segundos a todos los grupos de la carrera, con la única excepción de las escapadas claramente establecidas. Esta sistematización de la regla de los tres segundos tiene por objeto simplificar el cálculo de las diferencias en las etapas en las que se espera un sprint del pelotón, aliviar la presión sobre los corredores que no participan directamente en el sprint y permitirles dejar un cierto margen con la cabeza de carrera – tres segundos corresponden a una diferencia de 50 metros en lugar de 17 metros para una diferencia de un segundo – y reducir así la asunción de riesgos innecesarios, en particular para los corredores que aspiran a la clasificación general.

 

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