El ciclismo mundial asiste atónito a la suspensión de numerosas carreras del calendario internacional. Pero todas las miradas están puestas en una única competición: el Tour de Francia. Es imprescindible para el modelo de negocio de nuestro deporte que se dispute esta carrera en 2020. Y para ello empiezan a sonar planes de trabajo para salvar la gran carrera gala.
La prensa francesa ha confirmado, como es lógico, que el Tour tiene tres opciones: la suspensión, el aplazamiento o la celebración. Pero la organización sólo está pensando en una de las vías: la disputa de la carrera en el mes de julio. Hay tiempo por delante, puesto que aún no hemos finalizado marzo, pero los datos de los científicos no son tan optimistas. Por ejemplo, la Universidad Politécnica de Valencia calcula que el pico máximo de contagiados en España no llegará hasta finales de mayo o principios de junio, lo que significaría apenas cuatro semanas antes del inicio del Tour de 2020, un margen muy estrecho.
A falta de saber quién acierta en las previsiones, el Tour de Francia empieza a planificar determinadas ideas para que la celebración de la carrera sea posible. Lo único seguro es que contarán con todo el respaldo del Gobierno de Francia, puesto que el Tour no es una carrera sino una cuestión de Estado. Eso sí, la disputa del Tour nunca irá contra criterios médicos. Pero para ello ASO tiene ideas en mente:
- Suspensión de la caravana publicitaria. Antes de que lleguen los corredores, hay numerosos patrocinadores que participan en una multitudinaria caravana publicitaria en la que se mezcla música, colorido y pequeños obsequios y que hace las delicias de los espectadores, especialmente de los pequeños y de los menos fans del ciclismo. Es un gran atractivo para conseguir público en los arcenes y, por eso mismo, podría ser eliminado.
- Suspensión del «Village», así como prohibición de acercarse a salidas y metas. En la París-Niza ya se practicó el modelo de competición pensada sólo para la televisión y no para la presencia del público en directo. En otras palabras, se prohibió a la gente acercarse hasta la salida y la meta. En el caso del Tour también se descartaría la puesta en marcha cada día del Village, una zona donde los invitados se reúnen para desayunar, mantener reuniones de trabajo y conversar en los stand de los diferentes patrocinadores.
- Ruedas de prensa. También se hizo en la París-Niza y significó que la prensa no se acercaba a los corredores. Había sólo la pregunta para la televisión y se limitaba también la ceremonia del podio al mínimo indispensable.
Esas tres medidas están en todos los planes para intentar salvar el Tour de Francia de 2020. Pero hay otras alternativas que pueden acabar siendo activadas. Por ejemplo, no sería extraño pensar que al margen de los controles antidopaje, el Tour de Francia active controles anti-coronavirus a todos los miembros de los equipos: ciclistas y staff técnico.
Evidentemente, ahora mismo no es posible por las dificultades de muchos países para conseguir reactivos y hacer pruebas masivas a los ciudadanos. Pero es lógico pensar que dentro de más de tres meses, los laboratorios de Francia tendrán la disposición técnica y logística de pasar los controles que sean necesarios. Por eso no sería de extrañar que los médicos de los equipos controlasen diariamente la temperatura de todos los miembros, pero además se hicieran test médicos para verificar que nadie está incubando la enfermedad.
Lo mejor del Tour de Francia 2019:
Además, otra experiencia aprendida de lo sucedido en el UAE Tour es la conveniencia de aislar a los equipos. Es seguro que ASO no va a cometer el error de meter en un mismo hotel a todos los conjuntos de la carrera. Si el Tour se celebra en 2020 no hay duda alguna de que los organizadores intentarán separar lo máximo posible a todos los equipos metiendo a uno o máximo dos equipos por hotel. Son medidas sencillas para una organización tan poderosa como ASO.