Psicología deportiva: Cómo volver a subir a la bici después de una lesión
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Después de varias semanas o meses alejados del entrenamiento debido a una lesión, son muchos los ciclistas que dudan en volver a practicar su deporte favorito. ¿Estoy recuperado al 100%? ¿No debería esperar un poco más? ¿Qué ritmo debería marcarme en mi regreso a los entrenamientos?
Todos hemos sufrido alguna vez una lesión mientras desempeñábamos nuestra faceta como deportistas, ya sea a nivel profesional o como amateurs. Es algo lógico y natural, y es que subirse a una bicicleta para realizar cualquier tipo de ruta, ya sea de montaña o por carretera, implica un cierto grado de peligrosidad. Lamentablemente en los últimos años el índice de accidentes en carretera ha aumentando de manera considerable, en gran medida como consecuencia de las imprudencias al volante de los conductores. Todo apunta a que, hasta que no se modifique la legislación vigente y se endurezcan las penas para los conductores que terminan arrollando a ciclistas causando en un porcentaje muy elevado la muerte de los deportistas, estas cifras no van a remitir y el ciclismo en carretera continuará siendo poco menos que un deporte de riesgo.
No obstante, como decíamos, todos hemos sufrido alguna vez una lesión, por pequeña que fuera. Caerse de la bici y llevarse un golpe es normal, el problema llega cuando las consecuencias de ese golpe pueden alejarnos durante un largo período de tiempo de las dos ruedas. Es más, puede que una lesión, aun no siendo grave para nuestro desempeño diario, pueda apartarnos para siempre de nuestra pasión. No sería la primera vez que esto le sucede a un deportista, una lesión de rodilla, por ejemplo, alejó a Ramón Colillas de su sueño de ser futbolista pero lejos de dejar el deporte, el catalán redirigió su tenacidad hacia el deporte mental y en enero ganó el PSPC. Lo mismo le ocurrió a Michael Woods o David De la Cruz, a quienes las lesiones en sus respectivas disciplinas acabaron trayéndolos al mundo del ciclismo, en donde sin duda han encontrado un mayor éxito.
Entre las lesiones más habituales que sufrimos los ciclistas se encuentran las contusiones y abrasiones cutáneas. Estas son las más leves y serían el resultado de un contacto brusco y directo contra el suelo. No debemos preocuparnos mucho de ellas pero sí guardar reposo durante un par de días, tomar antiinflamatorios y analgésicos en el caso de que así nos lo indique el médico, procurar ponerle hielo a la zona en cuestión en el caso de las contusiones y realizar las curas oportunas en el caso de las quemaduras. El siguiente nivel de gravedad en las lesiones serían aquellas que están relacionadas con los ligamentos, principalmente los esguinces acromioclaviculares, que pueden presentar diferentes grados, y las luxaciones. Las fracturas también representan un porcentaje muy elevado de las lesiones que afectan a los ciclistas, siendo la más habitual la de clavícula, que se da cuando estiramos al brazo al caer. Este tipo de lesión suele tratarse con la inmovilización del brazo y el reposo absoluto durante semanas, aunque ocasiones también es necesario pasar por el quirófano. A esta también debemos sumarle las fracturas de muñeca, cuya recuperación es especialmente lenta en el caso de que se vea afectado el escafoides, la de la cabeza del radio, que generalmente necesita operación y las de codo. En el caso de la modalidad en carretera, otra de las grandes lesiones es el traumatismo craneoencefálico, cuya evolución puede ser grave y requiere de asistencia médica.

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A mayores también nos podemos encontrar con lesiones que no se derivan de un golpe sino de una práctica deportiva continuada. En este sentido, la zona más delicada de los ciclistas es la rodilla, debido al desgaste del cartílago de la rótula. Para evitarlo debemos ir aumentando nuestro ritmo de entrenamiento gradualmente y, de manera ocasional y siempre bajo las indicaciones de un experto, tomar medicación o hacer infiltraciones con ácido hialurónico o plasma.
¿CUÁNDO VOLVER A LA RUTINA DEPORTIVA?
La única respuesta válida, por muy obvia que parezca, es la siguiente: cuando vuestro médico os lo indique. Si hemos sufrido una lesión lo suficientemente grave como para que requiera de tratamiento médico, será éste y no nosotros el que debe decidir cuando estamos recuperados como para volver a subirnos a la bici. En el caso de que hayamos tenido una lesión leve, debemos aplicar el sentido común. Si nos hemos caído hoy, no es lógico que volvamos a entrenar mañana. No tratéis de forzar a vuestro propio cuerpo porque al final esto puede ser contraproducente para vosotros mismos.
Por otra parte, también debemos tener en cuenta el factor mental, sobre todo en lesiones que se han producido de manera traumática. Puede que nuestro cuerpo esté totalmente recuperado de las heridas, pero que todavía no nos sintamos con la confianza suficiente como para volver a pedalear. De nuevo entra en juego el sentido común. No os forcéis, comenzad poniéndoos pequeñas metas e id ampliándolas de manera paulatina. Recordad que no podéis tener todo bajo control y no os dejéis dominar por el miedo al “y si…”, y sobre todo, subiros a la bicicleta porque realmente queréis hacerlo, no porque alguien os lo diga o porque os veis obligados a ello. Al final de lo que se trata es de disfrutar sobre las dos ruedas y si cuando estáis sobre la bici no os sentís cómodos, es que algo está fallando.