Red Bull-Bora-hansgrohe y la maldición del dinero caliente en el deporte profesional
El deporte profesional del siglo XX tenía un registro muy sencillo: si un equipo tenía un cofre entero de monedas de oro, incrementaba su palmarés de forma casi inmediata. En la actualidad, todo resulta infinitamente más difícil. Y lo empezamos a ver con el caso del ciclismo y de Red Bull-Bora-hansgrohe.
Para empezar, muchos equipos tienen dinero, pero, además, unos pocos tienen muchísimo dinero. Por eso mismo, incrementar exponencialmente tu presupuesto es muy difícil que te convierta en el único gallo del gallinero. O traducido a un caso real: por mucho dinero que ponga Red Bull encima de la mesa del equipo germano, no es posible «robarle» a Visma o UAE ni a Pogacar ni a Vingegaard. Y sin uno de esos dos ciclistas es muy difícil que un equipo pueda aspirar a ganar el Tour de Francia.
RedBull-Bora-hansgrohe apostó por Primoz Roglic, pero por edad y características, es un ciclista que puede ganar muchas carreras, pero que si todo funciona correctamente, no debería tener el gas suficiente para batir a Vingegaard o Pogacar en un Tour. Por eso y a pesar de la inversión millonaria realizada, en la sede de Red Bull empiezan a pensar que necesitan dar otro golpe sobre la mesa. Y el hombre elegido es Remco Evenepoel.
El periódico belga HLN ha informado en exclusiva de la operación. Zikloland ha consultado diversas fuentes y lo cierto es que la negociación está abierta y es seria. Otra cosa bien distinta es que se vaya a firmar y que Remco Evenepoel abandone Soudal para firmar con Red Bull. En el primer análisis, un detalle llama la atención: los dos equipos usan la misma marca de bicicletas (Specialized). Y eso cada vez es más importante para los ciclistas.
Pero el problema de una potencial salida de Remco Evenepoel no es el dinero que Red Bull pueda poner sobre la mesa. No hay duda de que en la empresa energética están acostumbrados a apostar a lo grande. El verdadero problema es qué puede ofrecer Patrick Lefevere a sus patrocinadores (Soudal y Quick-Step) si acaba vendiendo a la gran figura del equipo a cambio de dos, tres, cuatro o incluso cinco millones de euros. Ese era el principal obstáculo hace un año y vuelve a serlo ahora… salvo que Soudal tenga elegido algún corredor alternativa o que el ambiente sea tan tóxico que en el equipo belga opten por romper amarras, cobrar y rearmarse.