Elegante y clásica son los dos mejores términos que describen a esta bicicleta: Ridley Helium X Ultegra Race. Es una montura efectiva, pensada para que puedas dar el máximo de ella en cualquier terreno y ser batalladora como buena bici flamenca que es (tanto Ridley como los componentes 4za son de dicha región) además de ser la hermana pequeña del equipo belga Lotto-Soudal.
La única diferencia entre la máquina que utilizan en la alta competición corredores como Tim Wellens, Thomas de Gendt o Tiesj Benoot es, sencillamente, el peso (ellos utilizan el cuadro Helium SLX) porque en cuanto funcionalidad en nuestras salidas o día a día ciclista más modesto no encontraríamos grandes diferencias entre ellas.
Como decíamos, el diseño del cuadro es una geometría clásica, con una pipa más alta para darle una comodidad de gran fondo, unas líneas muy limpias, con caja de pedalier BB30 para unas bielas 3D de Rotor con un exquisito mecanizado y que además han mejorado su sistema de extracción (ya no hay que sacar y volver a rosca una de las tapas para que funcione como extractor).
Montada con componentes de 4za (Forza) que siguen plenamente la estética sencilla de la bici, del que sobre todo nos ha llevado una grata impresión el manillar, y tal vez por ser un tanto escrupulosos, la tija es de una estética demasiado simplista para una bici de esta gama.
La transmisión y frenos son de omnipresente R8000 Ultegra de Shimano del que destacaremos su suavidad y precisión, del que el cambio trasero nos permitirá un mayor número de desarrollo en los cassettes, concretamente hasta un 34 de piñón grande para subir cualquier pared por imposible que parezca. Además han mejorado notablemente el desviador facilitando su ajuste y mantenido los microajustes decentes para evitar las poco deseosas caídas de cadena. A este grupo solo podemos recriminar que el tensor del cambio sea un pelín complicado, ya que requiere que lo engranemos para que tensemos o destensemos. Un pequeño ejercicio de precisión y paciencia.
Las ruedas son las C45-C19 de 4za, es decir, su tope gama. Tienen un perfil aero pero un peso de 1.400 gramos el par. Equipadas además con buje DT Swiss 370 de fácil mantenimiento, y gran precisión con su sistema ratchet. Si a eso le sumamos la cubierta de Vittoria Rubino Pro de 25 mm, unas cubiertas robustas y fiables en todo tipo de condiciones, incluidos tramos de sterrato si queremos emular a Benoot en la Strade Bianche.
Y ahora esa pregunta que todo el mundo hace ¿y el peso? Pues esta bestia flamenca dio 7 kilos exactos en una talla 54 (sin pedales). Casi un peso pluma al que seguro se le puede rascar algo si hay alguien obsesionado con quitar algún gramo a su montura. Aun así, el cuadro tiene un comportamiento excelente, muestra una buena rigidez y se muestra reactivo cuando salimos de curvas o en sprint. ¿El secreto? Confiar en el mejor fabricante de carbono aeroespacial Toray, el cual provee a Ridley.
Por ejemplo, no tenía restos de bolsa o resinas, ni capas rugosas en el interior del cuadro en la observación del interior del mismo. Los tubos tienen diferentes carbonos y grosores en función del trabajo que realizan, algo que podemos comprobar apretando con nuestras manos o por el sonido que transmiten. En este caso estaríamos ante el segundo cuadro más ligero de la marca belga (750 gramos en talla 54), solo superado por el Helium SLX.
Ridley nos da una garantía de 5 años tanto para sus cuadros como para sus pinturas, algo en lo que son expertos ya que provienen de ese mundo. Y en Zikloland lo conocemos de primera mano al haber visitado su factoría en pleno corazón de Flandes y comprobar al detalle cómo se iniciaron como pintores de cuadros antes que fabricantes. Se aprecia claramente en sus bicis. En esta concretamente, su diseño desprende cierto aire vintage, en un tono gris y negro en brillo con el logotipo de Ridley sobre blanco y flanqueado por la bandera belga. Tampoco podemos decir que haya un solo desliz en ninguna línea, ni ninguna zona con exceso de pintura.
No obstante en Ridley son conscientes que sometemos a nuestras monturas a condiciones muy extremas, y que la diosa fortuna puede abandonarnos, y sufrir una caída con que nuestro cuadro no sea capaz de soportar. Para estos casos Ridley nos ofrece un importante descuento en la renovación de nuestro cuadro: “El descuento es de un 30% sobre el costo de la bici, ojo, no es sobre el precio sino sobre el costo en la tienda”, nos puntualizan desde Laatste Ronde, distribuidor oficial de la marca en España, así como de otras marcas como Eddy Merckx, Pissei o Forza, para que el sufrimiento sea algo menor para nuestro bolsillo, un detalle no al alcance de otros fabricantes.
Su precio, 4.200 euros, le sitúa como era de esperar en gama alta, en la cual merece estar por sus detalles, peso y la calidad de sus componentes. Sin llegar al caviar, pero un lujo que podemos permitir, sin tener luego que hacer cambios, más allá de tal vez la tija y el sillín, que a pesar cumplir ampliamente sus funciones, estéticamente tal vez sean lo que podría llegar a desentonar en esta bicicleta.
En definitiva, estamos ante una belleza belga de corte clásico, que se ha comportado muy bien en salidas largas, y también en algunas más cortas, más exigentes y fulgurantes. Teniendo una muy buena reacción y manejabilidad en curvas, y que a pesar de su rigidez se ha dejado domar en asfaltos más rotos. Una todo terreno con carácter flamenco, la misma sensación de pureza que nos dejan todas las Ridley que ya hemos testado en Zikloland.
Fotos: Oskar Matxin, Facebook
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