Rubén Fernández (1991, Movistar Team) regresa el sábado a la competición en la Vuelta a Murcia, “en casa y con muchas ganas”, después de las dos caídas que sufrió en la recta final del pasado ejercicio. Más allá, se muestra ilusionado por la posibilidad de debutar en el próximo Tour de Francia.
En la Milán-Turín, a finales de septiembre, se fracturó la clavícula y dijo adiós a la temporada, y en un entrenamiento el pasado mes de noviembre se rompió la mandíbula. Espera que el mal fario haya terminado.
Rubén Fernández ya ha terminado “la cuenta atrás” y se colgará el primer dorsal en la Vuelta a Murcia. “Tengo muchas ganas y también muchos nervios por ser la primera carrera del año y en casa. Cuando ves que empieza la temporada y llegan los primeros resultados te entra aún más el gusanillo. ¡Te da envidia!”, afirma.
Sabe de su doble hándicap, sin competir y después de una lesión: “El tiempo en Murcia ha sido muy bueno, pese al viento, y mis sensaciones son buenas. Las cosas han ido bien. El equipo me ha dado tranquilidad y eso ayuda para hacer las cosas mejor. Me siento bien. Veremos cómo responde el cuerpo. Al final es pronto para mí, sobre todo cuanto muchos ya han competido y yo no voy a hacer sino empezar”.
Su próximo calendario pasa por Abu Dhabi Tour, Volta a Catalunya, Vuelta al País Vasco y alguna clásica de las Ardenas. El premio gordo puede llegar en julio: “Me gustaría estar en el Tour, aunque aún es pronto para saberlo; si no, será la Vuelta a España. Suena bien, son palabras mayores… En mi primer año en el equipo, corrí el Giro, el año pasado la Vuelta. De momento, estoy en la preselección”.
Vencedor del Tour del Porvenir en 2013, acumula ya varios top10 en vueltas de una semana: el año pasado fue sexto en dos del WorldTour, el Tour Down Under y el Tour de Polonia, y también en la Vuelta a Burgos: “Estoy satisfecho por mejorar año a año siempre que la mala suerte me deja en paz. El cupo ya lo hemos cubierto”.
Ahora confía en recuperar la senda de Vuelta a España 2016, cuando fue segundo en el Mirador del Ézaro y maillot rojo por un día a sus 25 años. “Fue un momento muy especial a nivel personal y familiar. No lo esperaba, no era un objetivo, pero tuve mi recompensa al trabajo. Ojalá vengan muchos más momentos así”, destaca.
En ese sentido, tiene claros sus deseos: “Dar pasos y seguir mejorando tanto la regularidad como el ritmo de los grandes escaladores que es donde yo tengo que estar, en la montaña. Sí, espero dar otro paso adelante: estar con los mejores y disputar alguna etapa o alguna general de una vuelta. Cuando están Nairo o Alejandro ellos son los líderes absolutos, de eso no hay duda. El calendario es largo y cada uno tiene su calendario y hay oportunidades. Se trata de intentar aprovecharlas al máximo y dejarse la piel”.