Una de las grandezas del ciclismo profesional es la cercanía entre el público y los deportistas. Todos conviven de forma armoniosa. Bueno, todos no. Una minoría viene protagonizando hechos tristes en algunas carreras de ciclocross y, más recientemente, en algunas competiciones de carretera. El último ejemplo, el bidonazo recibido por Mathieu van der Poel, pero el ciclismo ha dicho basta.
Mathieu van der Poel recibió un fuerte golpe durante la disputa de la París-Roubaix. El neerlandés fue golpeado por un bidón lleno de agua, lo que convierte el impacto en mucho más poderoso. El equipo Alpecin-Deceuninck y el propio Mathieu van der Poel afirmaron desde un primer momento que esto iba en serio y no iban a dejarlo pasar: ambos presentarán una demanda contra el hombre, ya identificado, que fue responsable de lo sucedido.
La Unión Ciclista Internacional ya ha anunciado que estudiarán junto a CPA, AIOCC y la AIGCP las medidas que puedan tomar. Es decir, las asociaciones de ciclistas, equipos y organizadores tendrán que dar su punto de vista. Pero, además, la fiscalía de Lille ha confirmado la seriedad de lo sucedido y ha explicado que ya existe una investigación penal abierta.
Pero, ¿cuál es el riesgo que asume el presunto culpable? Desde un punto de vista legal, no es lo mismo lanzar un escupitajo que un bidón lleno de agua, puesto que este tipo de agresión es mucho más delicada. El propio Van der Poel habló de un intento de homicidio, pero no parece probable que puede aplicarse ese artículo del código penal.Eso sí, la sanción puede incluir penas de cárcel -muy limitadas en el tiempo, por lo que es probable que no sean efectivas, pero sí quedarán fijados antecedentes penales.