La Unión Ciclista Internacional lleva mucho tiempo sacando pecho de su designación para el campeonato del Mundo de ciclismo en carretera en 2025, un evento que será organizado en Kigali, es decir, Ruanda. Pues bien, ya tenemos una selección que decide «boicotear» la prueba.
La Unión Ciclista Internacional tiene en mente un único objetivo: la globalización del ciclismo. Por eso ha decidido que los Mundiales de 2025 se disputen en Africa y ha buscado una tierra donde existe auténtica pasión por el ciclismo: Kigali. El problema es que la apuesta de la UCI no es vista con buenos ojos por parte de ninguna de las federaciones europeas, que son las que deben viajar con grupos más numerosos de deportistas. Y hablamos de dos problemas básicos: la altitud y la economía.
La Federación Danesa de Ciclismo ha anunciado de forma oficial que no inscribirá a los equipos nacionales júnior y sub-23 en los Campeonatos del Mundo. El problema para Dinamarca y para otros muchos países es el económico, puesto que se ha calculado que cada corredor desplazado hasta Africa costará miles de euros por el viaje y los hoteles. Y además, la carrera se disputa a una altitud media de 1.600 metros, lo que genera problemas de adaptación a la altura para muchos jóvenes talentos.
Hasta ahora, cuando la UCI designa países como Australia o Estados Unidos, las federaciones nacionales acaban solicitando un préstamo para cubrir las pérdidas generadas en ese evento. Ese déficit es compensado con otros campeonatos que se puedan celebrar en Europa y que puedan ser asumidos con un coste inferior. De esta forma, se compensa dentro de un ciclo olímpico. Pero Dinamarca es el primer país que reconoce que tiene menos dinero en su presupuesto y que sólo asumirá el viaje a Ruanda con los profesionales dejando a los júnior y los sub-23 limitados a la disputa del Europeo y otras competiciones continentales.