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Y los entrenamientos con estufas, ¿la alternativa para adaptarse al calor?

Si en un artículo ya explicábamos el problema al que se han enfrentado algunos corredores al pasar de las temperaturas frías que suele haber en los climas de alta montaña en comparación con el calor bochornoso de este inicio del Tour de Francia, ahora toca hablar de la alternativa, un sistema de entrenamiento que cada vez está siendo más utilizado por ciertos corredores.

El prestigioso periodista Carlos Arribas explicaba en El País: «Si una tarde de este junio un viajero hubiera entrado en una de las casas en los Alpes en las que el UAE se preparaba para el Tour, quizás se habría encontrado a media docena de personas vestidas con monos de pintores pedaleando suavemente en bicicletas estáticas en una sala en la que varios calefactores a plena potencia calentaban a 40 grados«.

Lo cierto es que el artículo de Arribas forma parte de la estrategia que están empleando cada vez más equipos ciclistas del máximo nivel. Algunos optaron por organizar saunas y/o duchas de agua casi hirviendo para generar un estímulo que acaba activando la circulación sanguínea. Otros han optado por un método más rudimentario… y satisfactorio para las compañías que venden luz eléctrica: encender calefactores en una habitación pequeña y provocar una ola de calor. ¿Cuál es el objetivo buscado? Según algunos estudios científicos, esto ayudaría a mejorar el rendimiento por una adaptación al calor y por la estimulación que el cuerpo genera tras verse sometido a condiciones extremas. Como siempre, la búsqueda de la perfección lleva a los equipos y a los ciclistas a tratar de encontrar nuevas alternativas para afrontar los mismos retos de siempre.

FOTO: @LETOUR

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